Aunque aún no se conoce oficialmente a quién se enfrentará, la oposición venezolana sabe que perderá las elecciones que se celebrarán el mes próximo. Ya sea contra Nicolás Maduro o contra Diosdado Cabello, no se contempla otro escenario distinto a que el oficialismo capitalice el fervor tras la muerte de El Comandante, y arrase en las urnas. Las últimas encuestas antes del fallecimiento así lo aseguraron, situando a Maduro como vencedor en un virtual enfrentamiento con Henrique Capriles, que apenas conseguía el 30% de los apoyos. Y con Chávez elevado a la categoría de mito, la diferencia no puede hacer más que aumentar.
Y es que todo parece indicar que será el Gobernador del Estado de Miranda quien reciba el mandato de aguantar el chaparrón. El joven político ha sido quien más cerca ha estado de hacer tambalearse al chavismo en los pasados comicios de Octubre, en los que se hizo con el 44,39% de los votos, frente a los 55,5 del difunto presidente. Pero el "muchachito", como solía llamarle Chávez en sus mítines, no tiene a toda la Unidad Democrática de su lado, y podría tener que luchar por su liderazgo del antichavismo.
Su papel tras la derrota electoral ha sido cuestionado entre algunos sectores, que critican la "tibieza" y "perfil bajo" de su oposición. Por ello, el sector que apoya a Antonio Ledezma comienza a presionar dentro del MUD para aupar una probable candidatura del alcalde del Distrito Metropolitano de Caracas. No obstante, algunos de los integrantes más sólidos de la coalición, como Copei, ya han anunciado que respaldarán a Capriles, por lo que continúa siendo la opción más firme.
En cualquier caso, no será hasta después del entierro de Hugo Chávez cuando Mesa de la Unidad Democrática anuncie su candidato de consenso, ya que no se contempla que la oposición acuda desunida a las urnas como antaño, pero tampoco tienen tiempo de iniciar un período de primarias como en la anterior ronda electoral.
En busca de un milagro
Hoy por hoy, repetir el resultado de las pasadas elecciones, para la oposición sería algo muy parecido a un milagro. Ese 45% no desalojaría al chavismo del poder, pero conseguiría mantener a las filas opositoras unidas y cohesionadas, listas para la verdadera batalla que se dará en 2018.
Por eso, el verdadero temor no es el esperado fracaso electoral, sino que este sea abrumador y se lleve por delante a Henrique Capriles; hasta ahora el adversario más fuerte que ha tenido el chavismo.
Hasta el momento, el gobernador ha optado por la cautela y se ha mostrado profundamente institucional: "Mi solidaridad a toda la familia y seguidores del presidente Hugo Chávez, abogamos por la unidad de los venezolanos en este momento", dijo en Twitter. Quedará por ver la actitud que toma en campaña y cómo encaja el período posterior. Porque, aunque estas sean las primeras elecciones en las que la oposición no se enfrentará a Chávez, volverá a perder contra Chávez. O contra su fantasma.