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La banda de música de la discoteca de Brasil podría ser acusada de homicidio imprudente

Aunque la discoteca no tenía licencia, podría culparse a la banda de música del incendio que acabó con la vida de 233 personas

Aunque la discoteca no tenía licencia, podría culparse a la banda de música del incendio que acabó con la vida de 233 personas. 

La banda Gurizada Fandangueira, supuesta causante del incendio que esta madrugada dejó 233 muertos y al menos 106 heridos en una discoteca de la ciudad brasileña de Santa María, podría ser acusada de homicidio imprudente, según uno de los responsables de la investigación, el comisario Sandro Meinerz.

Uno de los integrantes de la banda encendió durante la presentación una bengala cuyas chispas prendieron, al parecer, en la espuma que actuaba de aislante en el techo del local, lo que provocó el fuego y causó la posterior estampida que dejó hasta el momento 233 muertos y 106 heridos. En una entrevista a la agencia de noticias Estado, Meinerz explicó que, aunque el crimen no es doloso, "es culpa de quien usó la pirotecnia".

"La banda sí (puede ser acusada), porque su actuación es la que produjo el incendio y es necesario comprobar si ellos podían hacer aquello o no", explicó Meinerz, quien no precisó si los integrantes de la banda ya fueron interrogados por la policía. El acordeonista de la banda, Danilo Jaques, pereció en el incendio, según sus compañeros.

La discoteca no tenía licencia

Según los relatos de los supervivientes, el incendio se desató hacia las 2:30 hora local (4:30 GMT), cuando un integrante de la banda Gurizada Fandangueira, que se presentaba en el escenario, encendió un artefacto pirotécnico conocido como "Lluvia de plata". A partir de ese momento, el pánico y el caos se apoderaron de los centenares de personas que se habían dado cita en el establecimiento la noche del sábado y cuyo número no ha podido ser precisado por las autoridades, aunque se estima que podría superar las 2.000.

Entre las víctimas hay numerosos estudiantes de las facultades de agronomía, veterinaria, tecnología de alimentos, zootecnia, tecnología en agronegocio y pedagogía de la Universidad Federal de Santa María (UFSM) que celebraban una fiesta de integración. De momento, el único extranjero confirmado entre las víctimas fatales es el paraguayo Guido Ramón Britez Burro, de 21 años, estudiante de zootecnia en la UFSM.

"No debería haber show pirotécnico" en un espacio cerrado, dijo el coronel Adriano Krukoski, del cuerpo de bomberos de Porto Alegre, que se trasladó hasta la zona del desastre.

Aparte de la imprudencia de los artistas, fallos en las condiciones de seguridad del lugar y un posible aforo mayor al permitido también están entre los factores que pueden haber agravado la tragedia.

La licencia municipal de funcionamiento de la discoteca estaba vencida desde agosto pasado, no había salidas de emergencia y los encargados de la seguridad, según algunas denuncias, llegaron a cerrar las puertas en un primer momento para evitar que, presa del pánico, el público se fuera sin pagar la cuenta.

Cerraron las puertas

"Los vigilantes trancaron la salida de las personas que estaban en el local y no permitieron que salieran rápidamente y eso generó pánico, un tumulto", dijo el comandante del Cuerpo de Bomberos de Río Grande do Sul, coronel Guido de Melo.

Los bomberos tardaron cerca de tres horas en apagar las llamas y cuando finalmente pudieron ingresar en el lugar se encontraron con una escena dantesca, de cadáveres amontonados a pocos metros de la puerta de salida.

De Melo agregó que muchos de los asistentes encontraron la muerte por inhalación de humo o pisoteados, versión que fue confirmada por supervivientes que vieron pilas de cadáveres en el callejón de salida.

"Vi las personas amontonadas y muertas cerca de la salida", manifestó De Melo a periodistas. Supervivientes han relatado que en su afán por escapar del infierno en que se convirtió la discoteca, se formó una estampida que hizo que muchos tropezaran y cayeran en medio de la oscuridad y de la densa humareda que cubría el local.

La conmoción llevó a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, a abandonar la cumbre de la Celac-UE, que se celebraba en Santiago de Chile, para dirigirse a Santa María, donde visitó el Hospital de la Caridade, uno de los que más heridos recibió, y el Centro Deportivo Municipal, improvisado como depósito de cadáveres.

Rousseff declaró tres días de duelo nacional y puso a disposición de las autoridades locales toda la ayuda que sea necesaria para atender a los heridos y a los familiares de todos los golpeados por esta tragedia.

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