Venezuela se juega su futuro
Máxima expectación en Venezuela ante las presidenciales de este domingo: 19 millones de votantes eligen entre Chávez y Capriles.
Aún está en el recuerdo aquella entrevista que Hugo Chávez ofreció al periodista Jorge Ramos, de la cadena Univisión, el 5 de diciembre de 1998, es decir un día antes de ganar sus primeras elecciones. Esa vez hizo muchas promesas: ofreció grandes oportunidades de inversión, dio la bienvenida a las empresas extranjeras, prometió no nacionalizarlas y dijo que respetaría los medios de comunicación privados. Trece años después, sabemos que todo era mentira.
Pero en honor a la verdad, Chávez también dijo algunas verdades. Aseguró que Cuba era una dictadura aunque muy poco después de ser elegido presidente inició una estrecha relación con la isla y con el que sería su gran mentor, el dictador Fidel Castro. Además de eso, también mencionó que buscaría una reforma de la Constitución venezolana para lograr una transformación del sistema político. Lo primero lo hizo y lo segundo también: acaparó todo el poder a su conveniencia para asegurarse la continuidad en el cargo. Hubo efectivamente una transformación, pero tal vez no la que esperaba cualquier demócrata.
Después de tanto tiempo, vemos que Venezuela no es el país que debería ser por la enorme riqueza que tiene, sobre todo en el petróleo. La pobreza aún es un importante problema y buena parte de la población mantiene las mismas dificultades de siempre. Lo cierto es que Hugo Chávez parece haberse ocupado más en reforzar el poder de sus fuerzas armadas, con un gasto de 11.000 millones de dólares sólo en armas rusas, y en ayudar a los países "hermanos" como Bolivia, Ecuador, Cuba y Nicaragua, antes que a los propios venezolanos. Según el diario El Nacional –y esto lo recordó Carlos Alberto Montaner en sus "Diez razones para votar contra Chávez"– en los últimos 11 años el poder adquisitivo de los venezolanos cayó un 162%.
La opción Capriles
Con este panorama, los venezolanos, o al menos parte de ellos, parecen haber despertado. Es justamente esto lo que ha pedido durante toda la campaña electoral Henrique Capriles Radonski, un joven político de 40 años que ha sido capaz de aglutinar a toda la oposición en un ejemplar proceso de primarias de la Mesa de la Unidad Democrática. Ahí derrotó a otras importantes personalidades opositoras como Leopoldo López, María Corina Machado o Pablo Pérez.
El exgobernador del estado de Miranda ha logrado levantar a buena parte del electorado venezolano posiblemente resignado a seguir viendo a Chávez al frente del país. Una suerte de mezcla entre juventud y esperanza. Es esta fórmula la que tal vez esperaban los jóvenes o los antichavistas. Ahora tienen a un candidato de la oposición fuerte cuyo éxito ha sido ya preocupar a un Chávez que sólo ha atinado en buscar dramatizar sus mítines –llegó incluso a llorar en alguna ocasión– para convencer a los venezolanos.
En sus últimas palabras en su cierre de campaña, Capriles afirmó que "es la hora del futuro, es la hora de avanzar y usted (en referencia a Chávez) no va a detener el avance de este pueblo" y se preguntó: "¿Por qué quieren seis años más, por qué después de catorce años?". Terminó con un potente "¡14 años son suficientes, 20 son demasiados!"
Lo cierto es que este domingo Venezuela se juega su futuro, un futuro que estará en manos de 19 millones de electores. Son ellos los que buscarán seguir en la misma senda o mirar hacia el futuro con un nuevo presidente.
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