Los conflictos bélicos son tiempos difíciles para los datos precisos. Normalmente hay que esperar un tiempo concluida la guerra para acceder a datos fiables sobre el número de bajas en combate de cada uno de los contendientes. El principal problema es que al ser un conflicto en directo en francamente difícil contabilizar al minuto cuántos efectivos va perdiendo cada uno de los bandos y mucho menos dar el dato disgregado de número de muertos, heridos y soldados propios o contrarios capturados.
Otra razón fundamental de la dificultad para conocer los datos es la propaganda. En medio de una guerra, ninguno de los contendientes suelen ofrecer datos muy verídicos. Los inflan o desfinflan según interese en cada momento. En primer lugar, porque si las cosas van peor de lo esperado puede hacer bajar la moral de sus propias tropas y porque inflando las pérdidas del enemigo se consigue aumentar la moral de los efectivos propios.
En el caso de la invasión rusa de Ucrania, el modo de proceder de los contendientes está siendo totalmente diferente. El Gobierno de Kiev está facilitando datos a diario del número de bajas personales y materiales que inflige a su enemigo, pero sólo ha facilitado una vez datos sobre sus pérdidas militares. Es una forma de elevar la moral de sus tropas y su población. El Kremlin, por su parte, solo ha facilitado una vez desde el inicio de su ofensiva sobre Ucrania datos de su operación militar.
Otras dos fuentes relativamente independientes han entrado a cifrar el número de efectivos rusos caídos en combate durante la invasión de Ucrania. Las dos provienen de Estados Unidos. La primera fue el teniente general Scott Berrier, director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa del Pentágono. La segunda un alto funcionario de la Casa Blanca, cuyo nombre no ha trascendido, y que participan en las habituales charlas con periodistas que está organizando el Gobierno estadounidense desde el inicio de la invasión.
Sólo hay tres días en estas casi tres semanas de invasión en las que dos fuentes hayan coincidido facilitando datos y en la que se pueda hacer comparación entre unos y otros. La primera de esas fechas fue el miércoles 2 de marzo, día en el que coincidieron el habitual parte de bajas del enemigo del Gobierno ucraniano con la primera y única vez que el Ministerio de Defensa ruso ha facilitado datos a los periodistas sobre cómo iba su ofensiva en el país vecino.
Ese día, el parte del Ejecutivo de Kiev decía que había acabado con la vida de 5.840 soldados rusos. Una cifra once veces superior a la que reconocieron las autoridades de Moscú, que cifraron su número de muertos en 498 soldados. De hecho, también era el doble que la cifra de bajas totales en el frente reconocida por el Ministerio de Defensa ruso, que era de 2.667 (498 muertos, 1.597 heridos y 572 soldados capturados por el enemigo).
La segunda vez que coincidieron dos cifras comparables de efectivos rusos caídos fue el martes 8 de marzo, coincidiendo con el decimotercero día de invasión. Kiev cifró en 12.000 el número de militares rusos caídos en combate. Ese día, el director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa del Pentágono, durante una comparecencia en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, dijo que los datos que ellos manejaban eran de entre 2.000 y 4.000 soldados rusos muertos. Es decir, entre tres y seis veces menos.
El tercer día en el que hay cifras comparables fue este viernes 11 de marzo. Ese día un alto funcionario de la Casa Blanca, en un encuentro con periodistas, aporta la cifra de entre 5.000 y 6.000 rusos muertos. Kiev seguía facilitando los mismos 12.000 efectivos rusos muertos desde el inicio de la invasión que el día 8. Una cifra que mantiene este mismo lunes 14 de marzo. Ucrania es consciente de que o rebaja el hinchazón de cifras de rusos muertos o empezará a perder mucho credibilidad, por eso lleva casi una semana sin modificar la cifra.
Sean cuales sean las cifras reales de efectivos rusos muertos en Ucrania, para ponerlas en contexto es bueno compararlas con el número de muertes registradas en otros conflictos bélicos. Estados Unidos reconoce que perdió 4.815 efectivos en Irak entre el comienzo de la segunda guerra en marzo de 2003 y la retirada masiva de tropas en diciembre de 2013. Y 2.455 efectivos en Afganistán entre la invasión contra los talibanes en 2001 y la retirada definitiva en agosto de 2021 -no se incluyen los diez fallecidos en el atentado de la facción local de Estados Unidos contra el aeropuerto de Kabul en plena operación de salida-.
El propio gobierno de Moscú reconoce, por ejemplo, la muerte de 4.249 efectivos durante la Segunda Guerra de Chechenia (1999-2002) y la Unión de Comités de Madres de Soldados de Rusia estima entre 3.200 y 5.730 las muertes de militares rusos en la Primera Guerra de Chechenia (1994-1996). Si nos vamos a uno de los mayores desastres soviéticos, su Guerra de Afganistán (1978-1992), la cifra de muertos rusos oficial se sitúan en 15.051 muertos.