Tras pasar una semana atrapados en un hotel de Zaporiyia, Luis Delgado y su mujer han conseguido por fin salir de Ucrania. Así lo confirmaba a Libertad Digital la propia Svetlana pasadas las 6:48 horas de este viernes. "¡Buenos días! acabamos de cruzar la frontera con Rumanía ahora mismo", comienza el mensaje con el que nos ha comunicado la noticia. Sin embargo, quien les ha proporcionado la ayuda para lograrlo no ha sido el Gobierno español, sino un jugador español de balonmano.
"Desde el primer momento nos pusimos en contacto con nuestras autoridades consulares y no nos han hecho ni puñetero caso", denunciaba el pasado lunes Delgado tras explicar que se encontraban abandonados en una localidad ucraniana a la que habían acudido para participar como jurado internacional en una competición de baile deportivo.
El deportista que les ha salvado la vida
Tras escuchar su testimonio, el cordobés Carlos Molina Cosano, que desde el año pasado milita en el equipo de balonmano Motor Zaporiyia, se puso en contacto con ellos para ayudarles en todo cuanto estuviera en su mano. Ese mismo lunes él había aterrizado en España a través de Polonia, pero les ofreció todos sus contactos para que pudieran escapar del horror que él mismo había vivido desde que el pasado 24 de febrero la invasión rusa le sorprendió en Kiev.
"Carlos movió a su equipo de balonmano para que si alguien salía con el coche pudiera cogernos a nosotros también", nos explica Svetana, que sólo tiene palabras de agradecimiento para un joven que, sin conocerles, ha hecho mucho más por ellos que un Gobierno que les ha dejado "totalmente tirados".
Ellos carecían de vehículo propio y, en todo caso, desconocían por completo las carreteras que conducían a la frontera y qué caminos evitar para sortear el peligro. Tampoco encontraban ninguna compañía de taxis o de coches privados que les acercase a la frontera aun prometiendo pagar todo lo que fuera necesario, así que aquella era su única esperanza.
Afortunadamente, el plan surtió efecto y el Motor Zaporiyia les ofreció subirse a un coche que se dirigía a la frontera con Rumanía. No se pensaron dos veces, aunque la travesía no ha estado exenta de incertidumbre, miedo y necesidades que, sin embargo, pasaban a un segundo plano cuando de lo que se trataba era de sobrevivir.
Una dura travesía
"Llevamos dos días sin comer, apenas hay gasolina e intentamos como podemos llegar a la frontera, pero no sé si llegaremos", rezaba el audio que la propia Svetlana enviaba a LD este mismo jueves. Finalmente, en la madrugada de este viernes, ella y su marido pisaban suelo rumano. La alegría y la indignación les invade ahora a partes iguales. No entienden cómo es posible que haya tenido que ser un jugador de balonmano -al que la Embajada española tampoco proporcionó ninguna salida- el que les haya salvado de una guerra que no vieron venir.
"Ahora estamos llamando a la Embajada de España en Rumanía, pero nadie nos hace caso, ni de emergencias ni nada. Ya hemos llamado veinte veces y nada, ni caso, así que trataremos de viajar por nuestros propios medios a España como sea", denuncia Svetlana.
La historia de este matrimonio de Elche es inaudita. Saben que aun les queda un largo camino hasta poder abrazar a sus hijos. Sin embargo, hoy están convencidos de que lo peor ya ha pasado y se ofrecen para contar todos los pormenores de este infierno bélico y burocrático a quien quiera escucharles: "Cuando lleguemos a España, hacemos una entrevista tranquilamente con todo lo que queráis y con explicaciones de todo lo que hemos pasado".