El filósofo y escritor Fernando Savater ha acudido esta mañana al programa Es la Mañana de Federico, de esRadio, para presentar su último libro: Solo integral (Ariel). Una revisión de algunos de sus artículos de prensa más concisos y certeros. El tema del libro parte de la más absoluta actualidad, no se centra en grandes abstracciones filosóficas. Así que, como la actualidad manda, la conversación ha derivado inevitablemente en lo más acuciante a día de hoy para españoles y europeos. Para él no hay duda: con la invasión de Ucrania por parte de la Rusia de Vladimir Putin están en juego los valores que definen lo que es Europa.
"Europa no es únicamente unas fronteras determinadas. Europa son unos valores de libertad y democracia", ha comenzado. "Por eso, esto no se soluciona esperando que Putin se sienta satisfecho una vez haya terminado de invadir un país libre". En ese sentido, ha advertido que si "ahora no se mueve un dedo" para defender a Ucrania, los siguientes en caer pueden ser "Finlandia o Suecia". "Con Crimea ya se mandó el primer mensaje. Putin vio que no había consecuencias y creyó que podía seguir indefinidamente". Con esa actitud "estamos llamando al lobo". "Europa son unos valores" que hay que defender.
Savater no quiere decirlo explícitamente —"no me gusta la actitud de los viejos que llaman a que los jóvenes libren guerras en las que ellos ya no pueden participar"—, pero no cree que la actitud occidental hasta ahora haya sido la adecuada. "Europa normalmente defiende sus valores llamando a EEUU para que nos proteja". "Lo de las sanciones económicas es tratar el cáncer con aspirinas", ha dicho. "Si ya hay gente que rebate tímidamente cualquier acción contra Putin, imagínate hasta dónde llegará el estado de alarma europeo cuando comencemos a sentir la carestía" inevitable que van a generar las sanciones. La lucha real, según ha insinuado, debería darse de forma más contundente.
Además, ha reflexionado acerca del valor de lo que está en juego. "Nos hemos acomodado a la paz, como es lógico", ha dicho. "Todo el mundo se acomoda a lo bueno". "Pero lo bueno hay que defenderlo. Cuando la paz no se defiende en serio no es paz, es decadencia". Ha lamentado, por tanto, que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, esté "solo". Y ha celebrado la forma en la que Polonia y Rumania han abierto las fronteras a los refugiados de guerra ucranianos. "Es muy emocionante". "En la frontera se están viviendo imágenes muy poderosas. Por allí se cruzan las madres y los hijos, que se van como refugiados, mientras que los hombres entran para combatir por su país".
Sobre España y el identitarismo de los nacionalismos
La conversación también ha tocado otros asuntos exclusivos de España. "Revisando mis artículos antes de publicar este libro me di cuenta de que los más optimistas estaban todos equivocados, mientras que los pesimistas se quedaban cortos", ha dicho. Ha lamentado la reforma de la ley educativa que pretende imponer en el País Vasco una "inmersión lingüística pura y dura". Y ha expresado su sorpresa al señalar que, "al comienzo, el planteamiento lingüístico del País Vasco era el mejor de todos, porque defendía la libertad del ciudadano". "En Cataluña lo odiaban", ha precisado Jiménez Losantos. "Lo llamaban el error vasco". "Claro, porque no construía país, que es de lo que se trata", ha terminado Savater. "La cosa no va de libertad, sino de identidad".
También han recordado el momento en el que, durante una manifestación pública, Savater juntó las manos de Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo, expresando de esa forma el sentir de los constitucionalistas del País Vasco, que querían unidad para vencer a los nacionalistas. "El primer matrimonio gay en España lo oficié yo", ha bromeado. Pero duró poco. "En esas elecciones ganó el PNV porque Batasuna quiso. Sus votantes se fueron en masa al PNV para que no ganara la alternativa constitucionalista". Ha lamentado, por tanto, que después de aquello les cortaran la cabeza tanto a Mayor Oreja como a Redondo. Sobre todo teniendo en cuenta que en aquellas elecciones "el constitucionalismo mejoró sus resultados una barbaridad".
A partir de ahí, en su opinión, se evidenció la derrota de la alternativa no nacionalista en el País Vasco. "Venció la resignación", ha dicho. "Se impusieron los que decían que lo único que se podía hacer era domesticar al PNV, tratar que se condujese por el camino asfaltado". Lo que no veían quienes decían eso, según ha añadido, "es que el PNV ganaba con los votos de Batasuna, realmente".
De la situación de Cataluña, por último, ha reflexionado diciendo que "allí es donde están los últimos ‘progres’ de verdad". "Los jóvenes de S’ha acabat representan el mismo espíritu estudiantil de lucha por la libertad", ha dicho. "Y lo hacen mucho más aislados de lo que estábamos nosotros cuando las asambleas de los años sesenta". "Ellos son los únicos ‘progres’ que quedan de verdad", ha terminado.