La reunión en Ginebra entre el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y su homólogo estadounidense, Antony Blinken ha concluido sin perspectivas de acuerdo para relajar las tensiones políticas y militares en torno a Ucrania. Lo único que ha salido del encuentro es la promesa de que EEUU presentará en una semana una respuesta escrita a las propuestas de Moscú. Ha pesar de ello, Lavrov ha señalado que "Rusia jamás ha amenazado al pueblo ucraniano" y ha asegurado que su país "no tiene planes de atacar Ucrania".
Estados Unidos defiende la libertad de los países para elegir si desean o no adherirse a la OTAN y mantiene que si Rusia procede con la "agresión" a Ucrania, habrá una respuesta "unida" y "rápida". Por su parte, Rusia quiere que la OTAN deje de "ampliarse y desplegar armas" en el este de Europa, algo que ya trasladó a Estados Unidos durante un primer contacto el 10 de enero centrado en temas de seguridad.
Desde entonces ninguna de las partes se ha movido de sus posiciones y la tensión ha ido aumentando hasta llegar a una posible invasión rusa en Ucrania y el desplazamiento de tropas a la frontera. La reunión de este viernes entre Lavrov y Blinken pretendía rebajar la escalada de tensión, pero el encuentro ha finalizado tras hora y media de reunión sin que se haya llegado a un acuerdo.
De hecho, ambas partes ya llegaban a la cita sin esperanza. El propio Lavrov ha reconocido que desde Rusia no esperaban "avances de estas consultas". Y lo mismo sucedía con el estadounidense Blinken, que antes de la reunión afirmó que no esperaban "resolver hoy las diferencias" que separan a ambas potencias.
Lavrov ha dicho, no obstante, que Blinken le ha prometido que la próxima semana Moscú recibirá las respuestas por escrito que reclama a sus propuestas relacionadas con la congelación de la expansión de la OTAN hacia el este de Europa. Rusia esperaba que EEUU llegase a la reunión de Ginebra con esas respuestas, las que considera podrían servirle de garantías formales.
Rusia no admite la expansión de la OTAN
En los últimos años, Rusia ha acusado a la OTAN de incrementar su presencia militar y el despliegue de armamento cerca de sus fronteras, desde los tres países bálticos -Lituania, Letonia y Estonia- hasta Polonia, Rumanía y Bulgaria, elementos estratégicos que Moscú considera una amenaza directa para su seguridad.
Por ese motivo, Rusia demanda la retirada de las fuerzas extranjeras y del armamento desplegado en Bulgaria y Rumanía: "Se trata de la retirada de las fuerzas extranjeras, equipamiento bélico, armamento (...) con el objetivo de retornar al estado existente en 1997 en los países que no eran miembros de la OTAN en aquel momento. Entre ellos están Bulgaria y Rumanía", ha señalado el Ministerio de Exteriores de Rusia.
Prohibir una futura expansión de la OTAN hacia todas las antiguas repúblicas soviéticas se ha considerado como un ultimátum por Occidente, que sin embargo, sigue defendiendo la posibilidad del diálogo diplomático para rebajar las tensiones en la frontera con Ucrania.
Armamento nuclear dentro de las fronteras
Además de la retirada de la OTAN de Europa del Este, Moscú ya propuso a EEUU en diciembre pasado la firma de un nuevo tratado que excluya el emplazamiento de armamento nuclear fuera de las fronteras de ambos países y el retorno a sus silos de las armas ya desplegadas antes de la entrada en vigor del documento vinculante que propone.
En una propuesta sin precedentes, ambas partes también se comprometerían a la destrucción de la infraestructura ya existente para ello en el extranjero, además de dejar de efectuar ensayos nucleares e instruir a especialistas civiles y militares de otros países.