El culebrón entre la UE y quien iba a ser uno de sus principales proveedores de vacunas, AstraZeneca, sigue sin resolverse y países como Alemania avisan de que las promesas sobre vacunación no se cumplirán. El ministro de Salud alemán, Jens Spahn, ha advertido en Twitter a los ciudadanos de que se esperan "al menos diez semanas difíciles" de escasez de vacunas. Unas palabras que llegan pocos días después de que augurara que el 70% de la población estaría inmunizada en verano.
Spahn apunta en la red social que las vacunas son un producto complicado de fabricar, en el que no pueden permitirse errores y avisa de que es complicado aumentar la producción en pocas semanas.
Propone para Alemania una reunión entre el Gobierno federal y los gobiernos de los länder "para fortalecer la unidad", a la que sean invitados representantes de los fabricantes de vacunas. El objetivo, buscar soluciones juntos, comprobar si es necesario cooperar con las empresas y obtener información de primera mano. "Deberíamos trabajar juntos" en esto, dice, es lo que esperan "los ciudadanos de nosotros en estos difíciles momentos".
Vertrauen in dieser Krise erhalten wir nur, wenn Bund und Länder an einem Strang ziehen. Daher mein Vorschlag: Wir machen eine Impf-MPK, eine extra Ministerpräsidentenkonferenz nur zum Impfen. (1/5)
— Jens Spahn (@jensspahn) January 28, 2021
Las palabras de Spahn llegan tras la cascada de críticas desde los gobiernos regionales al Gobierno central por la escasez de vacunas, queja que se viene repitiendo prácticamente desde que llegó la primera dosis de Pfizer-Biontech. Alemania, que tenía preparados grandes puntos de vacunación como estadios, ha visto fracasar las expectativas como el resto de países europeos.
Desde los länder critican la falta de previsión, la información errática y los problemas logísticos. En el SPD acusan a Spahn de "esconderse" tras la Comisión Europea. "Necesitamos claridad y unidad, este ir y venir es irritante", ha dicho la presidenta socialdemócrata de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Spahn, entre tanto, ha llamado a que "no se pierda la confianza" entre el gobierno central y los regionales y también se ha pronunciado sobre la tensión AstraZeneca-UE, pidiendo que continúen las negociaciones y la bronca no acabe terminando en un conflicto jurídico que impida, a la larga, la llegada de más vacunas. "Es lo último que necesitamos", ha dicho.
Bajan los contagios
Entre tanto hay alguna buena noticia: tras atravesar una situación crítica meses después de librarse de la primera ola, Alemania ha visto reducirse sus tasas de incidencia de coronavirus de forma importante: desde el 22 de diciembre, la incidencia acumulada a siete días se ha rebajado a la mitad, desde los 197 a los actuales 98.
Las cifras, en cualquier caso, siguen siendo dramáticas: los contagios empiezan a bajar pero las muertes siguen siendo muy elevadas. Según el Instituto Robert Koch, en las últimas 24 horas se han confirmado 941 fallecidos.
El país se encuentra inmerso en un fuerte confinamiento que ha supuesto el cierre de la hostelería, el ocio y los comercios no esenciales. El Gobierno de Angela Merkel acordó con los länder prorrogar las medidas hasta el 14 de febrero e implementar otras como la obligatoriedad de llevar mascarillas médicas (quirúrgicas o FFP2, no de tela) en el transporte público. Además, este mismo jueves Alemania ha acordado prohibir la entrada de viajeros procedentes de países con presencia de variantes consideradas peligrosas. En la lista están Reino Unido, Portugal, Sudáfrica y Brasil, pero no descartan ampliarla en el futuro.