Hace poco más de un mes, un profesor francés, Samuel Paty, fue decapitado en un terrible atentado islamista. El profesor había enseñado en clase las caricaturas de Mahoma para hablar de la libertad de expresión, lo que había enfurecido a algunos padres y alumnos. Un terrorista de 18 años lo degolló. Varios de sus alumnos le habían ayudado a encontrarlo. Tras el atentado, el ministro de Educación francés, Jean-Michel Blanquer, denunció que este hecho estaba demostrando "la penetración entre los jóvenes de una cierta visión del mundo", la del "islamismo fundamentalista".
Aunque el atentado ha mostrado la gravedad de la situación en Francia, no se trata de algo que se esté viviendo en exclusiva en las escuelas galas. Tras lo ocurrido, en Alemania, otro país con un alto porcentaje de alumnos inmigrantes de tercera o cuarta generación, algunos profesores se han atrevido a hablar y a contar lo que ocurre en sus clases: cómo hay temas que se prefiere no tocar y cómo se autocensuran a la hora de hablar.
Clima de intimidación
En una entrevista en el periódico local Passauer Neue Presse, el presidente de la asociación de profesores alemanes habló de un "clima de intimidación" en muchas escuelas alemanas, en particular aquellas en las que un alto porcentaje de los alumnos tienen origen extranjero. Heinz Peter Meidinger denunció cómo hay temas que en esos colegios no se tocan, como el conflicto de Oriente Próximo y todo lo relacionado con Israel. "Los maestros ya no ponen en algunas escuelas películas como La lista de Schindler. Reciben presiones no sólo de los padres, sino también de los alumnos". Eso hace que ellos mismos sean los que eviten el conflicto y no toquen ciertos temas.
Meidinger habló de que en Alemania hay "miedo" entre muchos de sus colegas, por lo que tampoco hablan de la libertad artística y la libertad de expresión y, por supuesto, no exhiben en sus aulas como ejemplo las caricaturas de Mahoma: "Cada vez hay más intentos de amedrentar a los profesores en su deber de hablar de los valores democráticos; nos preocupa profundamente que ese clima de intimidación" siga creciendo, denunció. "Las clases sobre democracia y valores no deberían ser una prueba de valentía para los maestros", insistió .
Un ejemplo de ese temor que se vive en algunas aulas alemanas es el testimonio de una profesora que, de forma anónima, denunció en una entrevista en el Süddeutsche Zeitung lo que vive a diario en su colegio, un instituto en la cuenca del Ruhr. La maestra admite que hablar de las caricaturas de Mahoma puede convertirse en un desafío en clases como la suya, donde hasta el 90% son musulmanes. "Pero dar una clase así tiene que verse como algo normal. Queremos y debemos educar a nuestros alumnos en valores y en derechos, no se trata de que mostrar las caricaturas de Mahoma sea dar una clase moderna, es un deber", reflexiona la maestra a preguntas del periodista.
Radicalización de los jóvenes
La profesora afirma que, aunque hasta ahora ha intentado que el perfil de sus alumnos no le haga cambiar la forma de dar las clases, el asesinato de Paty le ha hecho pensar y cuenta cómo en los últimos diez años, los musulmanes más jóvenes "se han hecho más radicales en sus creencias" y se influyen unos a otros, recordándose "las reglas del Islam". La profesora cree que se debe a que esta tercera o cuarta generación de inmigrantes siente "las desventajas sociales" de forma más clara que la de sus padres y abuelos. Pone un ejemplo: aunque en su centro hay muchas niñas que acuden sin pañuelo, si alguna de las que sí lo llevan decide dejar de hacerlo no se lo permiten. Habla del caso de una niña que, acosada por sus compañeros, decidió volver a ponérselo a las tres semanas. Y comenta cómo los chicos musulmanes quieren que sus compañeras "no muestren sus brazos ni enseñen los tobillos". Sobre la niña acosada, cuenta que intentó explicar a sus alumnos que tenía derecho a dejar de usar el pañuelo pero poco se puede hacer, afirma, cuando "todo el colegio empieza a mirarla". "Sinceramente, yo en su lugar también me habría vuelto a poner el pañuelo", confiesa.
La profesora comenta que sí toca temas como la Constitución y los derechos democráticos en sus clases. El conflicto aparece cuando sus alumnos varones comienzan a alegar que ciertas enseñanzas chocan con lo que dice el Corán, aunque muchas veces eso sea falso. Ella admite que sólo toca ciertos temas con los grupos que más conoce, con los que comparte seis u ocho horas semanales. Y recuerda la primera vez que enseñó caricaturas, tras el atentado de Charlie Hebdo. Aunque ningún alumno justificó el ataque, tampoco veían bien que se publicaran las viñetas. "Y esa contradicción permanece", afirma.
Denuncian anónimamente por miedo
Aunque dice que ella no piensa dejarse intimidar, sí apunta que dar clase se está volviendo "más difícil". "Existen esos locos" por los que "estoy hablando de forma anónima", dice la maestra, a quien le preocupa que llegue a esa gente algo de sus clases a través de WhatsApp o Instagram.
No es la primera vez que algunos medios alemanes comentan lo que se está viviendo en algunos colegios. Un reportaje en la ZDF, compartido estos días profusamente en Twitter, contaba después del atentado de Charlie Hebdo lo que ocurría en un instituto de Neu Ulm, donde muchos estudiantes justificaban lo ocurrido y lanzaban mensajes de odio contra los judíos. La denuncia de su directora destapó que la situación se había repetido en otros centros del país.
O viramos, o nuestros valores tienen los días contados. pic.twitter.com/CYXgUVLWzP
— Juan Carlos Girauta (@GirautaOficial) November 23, 2020