La importación de esperma al Reino Unido para fertilizaciones se vería dificultada si el país abandona la Unión Europea sin un acuerdo con Bruselas, ha alertado el Gobierno británico en un documento técnico que analiza el transporte de órganos y material biológico en caso de un Brexit abrupto.
Cerca de la mitad del semen que el Reino Unido importó en 2017 provenía de Dinamarca, mientras que bancos de esperma de países escandinavos y Estados Unidos suponen asimismo un porcentaje importante de las compras, según el documento elaborado por el Ministerio de Sanidad británico.
Una ruptura no negociada con la Unión Europea significaría que el Reino Unido quedaría fuera de las directivas comunitarias sobre órganos, tejidos y células, lo que obstaculizaría el intercambio de ese tipo de materiales con los 27 países restantes del club europeo. Las mismas trabajas dificultarían la importación de óvulos y embriones, si bien el Ejecutivo británico subraya que esos intercambios son menos frecuentes que los de esperma.
"Las instalaciones británicas autorizadas que trabajan en esta área, como hospitales, laboratorios de células madre, bancos de tejidos y clínicas de fertilidad, continuarían trabajando con los mismos estándares de calidad y seguridad que antes de la salida" de la UE, remarca el documento del Gobierno británico. "Sin embargo, algunos de ellos necesitarían adoptar nuevos acuerdos por escrito con las instituciones europeas correspondientes", agrega el texto.
El Ejecutivo indica que los centros que cuentan con acuerdos para importar material biológico desde fuera de la Unión Europea podrían utilizar esos contratos como "modelo" para forjar nuevas relaciones con organismos europeos en caso de un "brexit" duro.
Londres y Bruselas continúan negociando para acordar las condiciones de la salida británica de la UE y sentar las bases de la futura relación entre ambos lados del Canal de la Mancha antes de que se materialice el Brexit, el 29 de marzo de 2019.