La prueba se realizó el pasado miércoles y ha sido calificada como un éxito total. Los incendios forestales están consumiendo kilómetros de bosques en Suecia, producto de las altas temperaturas que están registrando el país durante estos meses de verano. Un hecho que pasa habitualmente en muchos países del mundo, como España, y cuya voracidad destructiva en muchos casos termina siendo noticia internacional, como ha sucedido en los últimos de Grecia o California (EEUU).
El Gobierno sueco se encontró la pasada semana con un reto sumamente complicado. Un incendio estuvo ardiendo durante más de trece días por los bosques centrales del país, en un región llamada Älvdalen, y apagarlo estaba siendo sumamente complicado. Y es que la frondosidad de los bosques de esa zona hacía muy difícil el acceso terrestre a los encargados de llevar a cabo las labores de extinción.
Por su fuera poco, las llamas empezaron a consumir parte de la masa forestal de un campo de prácticas de tiro de las Fuerzas Armadas del país, donde el hecho de que hubiese munición sin detonar podía poner aún mas en peligro a los equipos de bomberos.
Las Fuerzas Armadas suecas pusieron entonces en marcha un plan siguiendo los usos ancestrales que se utilizaban hace siglos para apagar el fuego, aunque en una versión más moderna y estudiada. Los antiguos, antes de que se empezase a utilizar el agua para sofocar incendios a gran escala, empleaban fuegos controlados para extinguir fuegos descontrolados. Y así lo hicieron militares del país escandinavo.
A mediodía del pasado miércoles, dos cazas de combate JAS-39 Gripen despegaron de una base aérea cargados con sendas bombas. Exactamente, del modelo GBU-49, que gracias a la capacidad de utilizar GPS y ser guiada por láser puede estallar en un punto exacto de la geografía con una desviación de únicamente un metro de distancia. Los pilotos lanzaron las bombas sobre los puntos prefijados desde una altitud de unos 9.800 pies (unos 3.000 metros de altura, aproximadamente).
Las bombas cayeron sobre su objetivo a una velocidad de 550 kilómetros por hora. Según se puede observar en una grabación hecha pública en su canal de Youtube por las Fuerzas Armadas suecas (Försvarsmakten) se puede comprobar cómo una vez las bombas han impactado contra el suelo se levanta del mismo una gran nube blanca. Cuando la misma se va disipando, se observa que el incendio queda totalmente extinguido.
Según han explicado militares suecos, el fenómeno que se produce es similar al que se produce cuando se soplan las velas de un tarta. Por un lado, la explosión y la onda expansiva provocan un cambio de presión repentino que separa las llamas de su fuente de combustión (árboles, matorrales…) y, por otro lado, acaba con el oxígeno en la zona durante unos breves instantes, suficientes para que el fuego se extinga.