Francia vota de nuevo este domingo, apenas un mes después de haber elegido al centrista Emmanuel Macron como su presidente más joven desde Napoleón. Los franceses tienen que elegir ahora la nueva Asamblea Nacional y decidir si dan al actual inquilino del Elíseo la mayoría parlamentaria necesaria para sacar adelante su programa electoral.
Desde que en 2002 se reformó la Constitución para hacer coincidir en el tiempo las elecciones presidenciales y las legislativas, quizá nunca como en esta ocasión la votación de este domingo puede considerarse una tercera vuelta de las presidenciales. La República en Marcha (LREM), el partido que Macron fundó hace poco más de un año, no contaba con representantes en la anterior Asamblea, por lo que parte de cero.
Durante la campaña electoral de cara a las presidenciales, Macron se mostró en todo momento convencido de que si los franceses le elegían presidente, algo que hicieron con el 66,1 por ciento de los votos, también le darían una mayoría parlamentaria con la que gobernar y evitar así la cohabitación. Los sondeos auguran que los franceses cumplirán con su expectativa y le dotarán de una mayoría absoluta por encima de los 289 escaños necesarios.
Según el último sondeo publicado este viernes por Ipsos Sopra Steria, LREM se haría con el 31 por ciento de los votos (entre 397-427 escaños), seguido de Los Republicanos, con el 22 por ciento (95-115 escaños) y el Frente Nacional, con el 17 por ciento (entre 5 y 15 escaños). Por su parte, Francia Insumisa se haría con el 11 por ciento (entre 11 y 21) y el Partido Socialista, que con un 8 por ciento de los votos aspira a entre 22 y 32 escaños.
No obstante, el sistema a dos vueltas que hay en Francia obligará a esperar al 18 de junio para conocer la composición completa de la Asamblea. Al contrario de lo que ocurre en las presidenciales, donde solo los dos candidatos más votados pasan a segunda vuelta, en las legislativas lo harán todos aquellos que consigan el 12,5 por ciento de los votantes registrados en su circunscripción, lo que augura la posibilidad de algunos choques a tres e incluso a cuatro una semana después.
Independientemente del resultado, la nueva Asamblea está abocada a la renovación puesto que de los 569 diputados salientes al menos 212 no buscarán su reelección por distintos motivos, siendo uno de ellos la nueva ley de 2014 que prohíbe acumular mandatos a nivel municipal y regional y ser parlamentario. A esto se suma el hecho de que LREM es un partido nuevo que ha elegido para sus candidaturas a personas sin antecedentes políticos –aunque algunas proceden del Partido Socialista o Los Republicanos–.
Mayoría para LREM
El principal reto para los candidatos de LREM en esta campaña ha sido precisamente darse a conocer, ya que muchos acaban de aterrizar en política. De los alrededor de 530 candidatos presentados, solo unos pocos eran diputados en la anterior legislatura, la mayoría con el Partido Socialista.
El único sobresalto de la campaña han sido las acusaciones de nepotismo precisamente contra el secretario general del partido, Richard Ferrand, actualmente miembro del Ejecutivo y uno de los principales hombres de confianza de Macron. Por ahora no hay una investigación formal en su contra pero si la hubiera debería abandonar el Ejecutivo, a tenor de lo dicho este viernes por el primer ministro, Edouard Philippe: "un ministro que sea puesto bajo investigación formal dimite, eso es todo".
Philippe también ha apelado a la "prudencia" tanto por su experiencia personal junto a Alain Juppé -favorito para ser el candidato del centro-derecha pero que terminó perdiendo las primarias- como por lo ocurrido en Reino Unido, a aquellos que hablan de una mayoría histórica.
Los Republicanos
En todo caso, Macron se encamina a una cómoda victoria y parece haber alejado el fantasma de la cohabitación al que aspiraban principalmente desde Los Republicanos. El centro-derecha confiaba tras las presidenciales en poder alzarse con la victoria en estas elecciones, o al menos eso esperaba su líder para esta contienda, François Baroin, pero ha tenido que rebajar sus expectativas.
Ahora, Los Republicanos aspiran a ser la segunda fuerza en la Asamblea e incluso no han cerrado la puerta a alianzas puntuales con Macron. No obstante, el partido ha quedado debilitado por el varapalo de las presidenciales, en las que François Fillon quedó tercero tras sus escándalos personales pese a ser el claro favorito de partida, y la fuga de algunos de sus integrantes a las filas de Macron. No en vano, el propio Philippe era miembro del partido.
Frente Nacional
El tercer lugar en intención de voto lo ocupa el Frente Nacional de Marine Le Pen. Tras su histórico resultado en las presidenciales, en las que pasó a segunda vuelta y obtuvo 10,6 millones de votos, un récord para su partido, la formación ultraderechista aspira a formar grupo parlamentario, para lo cual necesita al menos quince escaños. En la anterior legislatura solo obtuvo dos.
"Nuestro objetivo es claramente constituir un grupo y creo que es perfectamente posible", ha dicho el director de campaña de la formación, Nicolas Bay. Pero como ocurrió en las presidenciales, su principal lastre es el sistema a dos vueltas, ya que tradicionalmente las dos grandes familias se alían para frenar a los candidatos del Frente Nacional.
Así, los sondeos les sitúan rozando la quincena de escaños y el grupo parlamentario, pese a que hace unas semanas auguraban para los de Marine Le Pen hasta 40 escaños -lo que habría superado su récord histórico de 35 obtenido en 1986 cuando el voto fue proporcional-.
Quien a priori debería obtener un asiento en la Asamblea es la propia líder del partido, que finalmente accedió a presentarse, tras perder las presidenciales. Le Pen vuelve a presentarse en Hénin-Beaumont con la esperanza de que a la tercera sea la vencida. Un reciente sondeo le daba una intención de voto del 44 por ciento en la primera vuelta.
Francia Insumisa
En cuarta posición se ha colocado la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, un antiguo socialista que ahora aspira a erigirse en el líder de la principal fuerza de izquierda en Francia. Tras su cuarto puesto en las presidenciales, Mélenchon busca hacerse con un escaño en Marsella y los sondeos parecen serle favorables.
El líder izquierdista comenzó la campaña diciendo que podía llegar a ser primer ministro, pero como en el caso de Los Republicanos, ha tenido que claudicar ante la realidad de las encuestas. Al igual que Le Pen, aspira a formar su propio grupo y a erigirse en "el primer bloque de oposición", ya que considera que Los Republicanos y los socialistas no constituyen una verdadera oposición al presidente.
"Cuando uno elige a un diputado del Partido Socialista o de Los Republicanos, no sabe si estará con Macron o no", ha subrayado, mientras que "cuando se elige a un diputado de Francia Insumisa, se sabe que aplicará su programa".
Partido Socialista
Si para un partido serán especialmente duras estas elecciones será para el Partido Socialista. La histórica formación ha pasado de su cómoda victoria en 2012 en las presidenciales con François Hollande y las legislativas con 285 escaños, a la quinta plaza en las presidenciales de Benoît Hamon, su peor resultado desde 1969.
Tras la cita presidencial, el partido salió dividido y todo apunta a que el resultado de estas elecciones contribuirá a aumentar la fractura, ya que pasarían a tercera fuerza en número de escaños, pero muy lejos de LREM y Los Republicanos.
Su actual secretario general, Jean-Christophe Cambadélis, ha entonado el mea culpa: "No he conseguido hacer que los socialistas estén unidos", ha lamentado esta semana, e incluso él mismo podría tener problemas para mantener su escaño.