Alex Pititto es un adolescente italiano que, como cualquier otro chico de su edad, desarrolla parte de sus relaciones a través de las redes sociales. Quizá esa sea la similitud con lo normal a su edad ya que Alex, hijo de un capo de la ‘Ndrangheta –la mafia calabresa– acaba de ser detenido por el asesinato del que era su mejor amigo, Francesco Prestia.
La discusión que tuvo un final trágico se inició de la forma más banal posible: con un "me gusta" en Facebook a una imagen de una amiga común que al parecer gustaba a ambos. Pititto debió de sentirse traicionado y los dos amigos quedaron en una zona apartada de su pueblo, la pequeña villa de Mileto, sólo 7.000 habitantes, en el sur de Italia.
Una vez en el lugar elegido para la cita –aunque la policía tiene dudas sobre la exactitud de esta versión que ha ofrecido el propio Pititto– la discusión se enconó y acabó con tres disparos que segaron la vida de Francesco.
Pititto cogió el arma de su propia casa –la pistola pertenecía a su abuelo– y es que la violencia y el crimen no eran algo ajeno a su hogar: su padre, su madre, su hermano –de 21 años– y también un primo están detenidos por distintos delitos.
Tampoco es un fenómeno único sino sólo el último caso del comportamiento extraordinariamente violento de hijos de capos mafiosos que viene produciéndose en los últimos años. Un asunto que está tomando dimensiones tan preocupantes como para que se haya acuñado el término babycapos y que, sólo en las últimas semanas, ha llevado a la detención de Pititto, de un chico de 16 años acusado de un doble asesinato y de otro joven que a los 23 ya estaba considerado uno de los criminales más peligrosos de Italia.