La primera frase del infame artículo del columnista de cabecera de Cebrián, John Carlin, es memorable. "La cuestión ahora es cuál será la respuesta al atentado en Londres", es decir, otra versión del famoso "El mundo en vilo en espera de la respuesta de Bush" en los atentados del 11-S a pocas horas de perpetrarse un atentado. Parece que Cebrián se ha propuesto revolver el estómago de los lectores cada vez que hay un atentado.
"Lo probable es que se impongan mediadas de seguridad más fuertes en Londres, incluso que empiecen a aparecer soldados en las calles como en París", dice a modo de crítica a las medidas tomadas en Francia tras sufrir un atentado tras otro. "Lo posible es que políticos no solo en Reino Unido, sino en otros países, como por ejemplo Donald Trump en Estados Unidos, utilicen el horror de lo que ha ocurrido para argumentar a favor de medias antimigratorias más duras", escupe Carlin.
E intenta disuadir a las autoridades de Londres y de toda Europa de que tomen medidas autoprotectoras porque, dice, al fin y al cabo el terrorismo islamista "se trata de una peste que se cobra pocas víctimas", así que, total, si te toca, te toca. "Si lo recordarán los políticos que ganan adeptos sacando provecho de los temores y de las tendencias xenófobas de ciertos sectores de la poblaciones de Occidente, ya veremos. Seguramente no", dice este zumbado. "Pero , mientras tanto, y a no ser que de repente se vea una epidemia de atentados similares al de Westminster, lo cual es poco probable, la mejor y más útil respuesta del público en general al terror que acaba de afligir a las calles de Londres es mantener la serenidad y seguir viviendo como siempre. Es decir, recurrir a la flema inglesa", y dejarse matar, concluye el individuo.