Un nieto de Stalin, Yevgueni Dzhugashvili, ha muerto este jueves a los 80 años de edad en Moscú tras dedicar los últimos años de su vida a defender el buen nombre del dictador soviético, que falleció en 1953.
Dzhugashvili, hijo de Yákov, el primogénito de Joseph Stalin que se suicidó al caer prisionero de los nazis y rechazar cualquier colaboración (1943), estuvo involucrado en numerosos procesos judiciales en los que denunció a los que acusaban a su abuelo de represiones masivas.
Entre 1930 y 1932, Stalin ordenó la colectivización forzosa de una gran extensión de tierras y vendió las cosechas a países extranjeros mientras los campesinas morían literalmente de hambre. Sólo en Ucrania, se ha cifrado en más de 7 millones las personas a las que Stalin condenó a morir de hambre.
En el momento culminante de la represión estalinista, el "gran terror" de 1937-1938, en la URSS se practicaron 2,5 millones de detenciones, y entre 1921 y 1953 se fusiló por motivos políticos a 800.000 personas. La cifra es tan impresionante que, a su lado, poco importa que hasta ahora se hablara de 20 millones de detenciones o de 7 millones de fusilados, entre otros los 20.000 oficiales polacos en la ciudad de Katyn entre 1940 y 1941, capítulo en particular que el nieto de Stalin niega rotundamente. "Es mentira" que su abuelo, "un santo" según él, mandara fusilar a estos oficiales. En varios estudios, se atribuye al régimen soviético de Stalin la muerte (por fusilamiento, de hambre o en Gulags) de más de 20 millones de personas.
En cualquier caso, su nieto sigue defendiendo las buenas intenciones del dictador. Mi abuelo Stalin. ¡Un santo!, es el título del libro de memorias publicado en 2015 por su nieto, ingeniero de formación y que participó a principios de los años sesenta en los preparativos del lanzamiento del primer hombre al espacio.
Desde la caída de la URSS en 1991, Dzhugashvili, que era ciudadano ruso y georgiano, saltó a la política para defender el legado estalinista, aunque nunca obtuvo un acta de diputado en la Duma rusa. Precisamente, este jueves en la ciudad de Gori, situada a unos 80 kilómetros al este de la capital georgiana, Tiflis, se celebró un mitin para recordar el 137 aniversario del nacimiento de Iósif Stalin, su paisano más famoso. "A Stalin lo acusan de todos los pecados, pero es parte de nuestra historia; es el hombre más grande que ha dado Georgia, derrotó el fascismo. Nosotros simplemente honramos su memoria", dijo en una conversación telefónica con Efe el líder de los comunistas de Gori, Alexandr Lursmanashvili.
Mientras, este mismo jueves el teatro Gógol de Moscú estrena el espectáculo El entierro de Stalin, en el que se carga contra los renovados intentos de rehabilitar la figura del dictador, que incluye una exposición con los retratos de personas enviadas al Gulag.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó esta semana conmemorar con distintos actos en 2017 el centenario de la Revolución Bolchevique que llevó al poder a Lenin y a Stalin, aunque recientemente advirtió contra el peligro del resucitar los viejos antagonismos. En los últimos años Putin no ha ahorrado críticas a los líderes soviéticos tanto por la represión masiva, como por su arbitrario trazado de las fronteras soviéticas, "bomba de relojería" que provocó su desintegración. "Hasta el día de hoy sentimos esta tragedia en carne propia. La magnitud fue colosal, fueron exterminadas decenas de miles, millones de personas. Por cierto, sobre todo, gente con ideas propias, aquellos que no temían expresarlas en público", aseguró.