La tierra tembló casi de forma simultánea en Italia y Birmania. Más de 7.000 km de distancia separaron ambos temblores de magnitud casi idéntica pero cuyos efectos fueron muy diferentes. Mientras que localidades como Amatrice fueron reducidas a escombros y las víctimas mortales se cuentan por decenas en el centro de Italia, las autoridades del país asiático elevaron a cuatro los muertos y situaron en al menos 230 los templos y estupas dañados.
Dos son las causas fundamentales de estas diferencias: la profundidad del seísmo -7 km el primero y 69 el segundo, tal y como recoge el Instituto Geográfico Nacional- y el estado de los edificios.
La Fiscalía de la provincia de Rieti, en la región del Lazio, una de las zonas más afectadas por el terremoto, ha abierto una investigación sobre las labores de prevención en los edificios que se han derrumbado. Según ha informado la televisión pública italiana RAI, el fiscal jefe Giuseppe Saieva coordina las investigaciones en torno a la hipótesis de un delito de "desastre doloso" que implicaría la omisión de las pertinentes medidas de seguridad antisísmicas.
El fiscal Saieva ha dispuesto la orden de indagar sobre todos aquellos edificios que se han derrumbado, pero que habían sido reestructurados recientemente como la escuela de Amatrice o el campanario de la ciudad de Accumoli.
Críticas por la falta de prevención
Paralelamente se están sucediendo las críticas de los expertos que indican que en Italia podría hacerse mucho más para proteger la infraestructura de sus edificios del impacto de los seísmos. El presidente del Consejo Nacional de Geólogos, Francesco Peduto, ha señalado en una nota de prensa que "hace años" que denuncian que Italia está "lejos de una cultura de la prevención". "Sería necesaria una normativa más coherente con la situación del territorio italiano", ha declarado. "Proponemos un documento sobre la construcción que clasifique desde el punto de vista sísmico los edificios. Además, es fundamental un plan del Gobierno para poner al seguro todos los edificios públicos", ha agregado.
Por su parte, Fabio Tortorici, que encabeza varios estudios del Instituto Geológico Italiano, ha explicado que "en Italia se puede prever un terremoto de 6,3 de magnitud cada 15 años de media". "Este dato debería fomentar una mayor cultura de prevención sísmica y protección civil", ha afirmado.
"Necesitamos conocer al detalle el grado de peligrosidad y de riesgo sísmico de los edificios estratégicos como las escuelas y los hospitales para poder prevenir esos sucesos", apuntó Tortorici.
Las escuelas no se han librado de la destrucción en la que se encuentran pueblos enteros de montaña como Amatrice. Y es que aunque otros edificios han resultado dañados, existe en el país una especial sensibilidad por el estado de los colegios. Todavía se recuerda con dolor la muerte en 2002 de 27 niños y su profesora en un colegio de San Giuliano de Puglia (sur), que se vino abajo por un seísmo a pesar de haber sido renovado.
"Desgraciadamente la memoria es breve y durante una semana se hablará del seísmo, pero luego se olvidará", lamentó Tortorici, cuya organización calcula que 24.000 colegios en el país están en riesgo por terremoto.
Después de que la tierra temblara en la vecina localidad de L'Aquila en 2009 donde más de trescientos murieron y causará una gran devastación, se introdujo la aplicación obligatoria de nuevas normas técnicas para la construcción en zonas sísmicas. Como explicó el especialista, los edificios realizados después de la entrada en vigor de esas disposiciones más restrictivas resistieron mejor el temblor de este miércoles.
Esas normas, sin embargo, no se aplican a los edificios que ya estaban levantados, para los que se necesita una mayor reglamentación. En ese sentido, llamó a obligar por ley que los inmuebles tengan lo que se llama un certificado de edificio seguro, que permite supervisar el estado de conservación del patrimonio y programar los tiempos de restauración para hacer frente a los riesgos. Todavía no existe una norma que a nivel nacional imponga ese título, aunque las distintas administraciones han estado considerando esa posibilidad tras los últimos seísmos.
El 70% de los edificios no resistiría un terremoto
En 2015 un informe de la Agencia italiana para el desarrollo de las nuevas tecnologías ilustraba las fallas del sistema: el 70 % de los edificios italianos no podrían resistir a los terremotos. Entre esos se incluyen muchos hospitales, escuelas, otros edificios estratégicos y públicos, así como numerosas plantas químicas.
Según el geólogo Domenico Angelone, desplazado a Amatrice, todavía en Italia se construye sin tener en cuenta la "conciencia geológica", que no solo se refiere a la naturaleza del terreno, sino a su posible evolución y los riesgos que van cambiando de una zona a otra. "Debemos poner la geología en el centro de las decisiones" para llevar a cabo la planificación urbanística, afirmó en un comunicado.
En Italia se calcula que ocurre un terremoto de magnitud mayor a 6,3 grados en la escala de Richter cada quince años de media. Para actualizar los mapas de peligrosidad sísmica de manera continua, los expertos sostienen que debería haber geólogos distribuidos en todo el territorio capaces de hacer estudios pormenorizados para evitar la falta de datos en algunas zonas. E insisten en que la cultura de la prevención sísmica es también importante y debería formar parte de la educación de los niños en la escuela primaria. Una necesidad que vuelve a quedar patente en zonas como las del centro de Italia, que en el pasado ya han sufrido otros terremotos de fuerte intensidad al estar ubicados en puntos de alta peligrosidad a lo largo de la cadena montañosa de los Apeninos.
Un año antes, expertos de Protección Civil realizaron un estudio que reveló que tan sólo el 14% de los edificios en la franja más vulnerable del país estaban acondicionadas según la normativa de seguridad sísmica. Tras la tragedia del 2009, se establecieron nuevas normas antisísmicas para las nuevas construcciones que desde entonces tienen que implantar un sistema de seguridad para proteger su estructura ante un seísmo. Los edificios antiguos -que son la mayoría en Italia - han quedado excluidos de estas nuevas medidas.