Pese a que muchos gobiernos y dirigentes políticos han tratado de ocultarlo, la misión en Afganistán no ha sido ni un paseo de rosas ni una misión humanitaria. Las tropas españolas desplegadas en el país durante estos últimos catorce años han entrado en combate de manera habitual. Algunas veces, para repeler los ataques de los talibanes. En otras, para llevar a cabo misiones de combate cuyo objetivo era acabar con las bolsas de resistencia talibán.
Tomando como referencia la llegada de la democracia, las tropas españolas salieron por primera vez al exterior en 1987, en una misión con destino Guinea Ecuatorial. Desde entonces hasta la actualidad, 167 militares (159 eran miembros de las Fuerzas Armadas y ocho de la Guardia Civil) han perdido la vida cumpliendo con su deber lejos de casa. La misión afgana es con diferencia la que más víctimas ha dejado. Allí han perdido la vida 100 militares, además de dos traductores.
Es decir, que seis de cada diez militares fallecidos en el exterior en los últimos 35 años lo han hecho en el país de los talibanes y los burkas. Muy lejos quedan las 23 bajas que hubo en la misión de Bosnia-Herzegovina; o las 12 víctimas mortales que lleva la misión de Líbano; o las 11 víctimas mortales de las misiones de Irak (2003-2004) y Kosovo.
Del centenar de militares españoles fallecidos en Afganistán, el grueso de ellos pertenecían al Ejército de Tierra, exactamente, 73. Otros 23 vestían el uniforme del Ejército del Aire, dos eran miembros de la Armadas y otros dos pertenecían a la Guardia Civil. 98 de los fallecidos eran hombres y dos mujeres. 23 tenían el empleo de oficiales, 43 de suboficiales y 34 pertenecía al escalafón de tropa y marinería.
Al contrario de los ocurrido con otros países que han mantenido tropas desplegadas en el país asiático, el grueso de las bajas españolas se han producido por accidentes aéreos. El primero de ellos, causante de las primeras víctimas españolas en la misión, tuvo lugar el 26 de mayo de 2003, cuando un avión de transporte Yakolev 42 que traía a un relevo de vuelta a España se estrelló en una montaña junto a la localidad turca de Trebisonda. En el mismo, perdieron la vida 62 militares.
El segundo accidente se produjo el 16 de agosto de 2005, cuando un helicóptero Eurocopter AS-532 Cougar se estrelló junto a la localidad afgana de Shindand, 20 kilómetros al sur de Herat. En el mismo perdieron la vida 17 militares. Otros 14 militares han fallecido por acciones hostiles llevadas a cabo por los talibanes, ya fueran con vehículos bomba, IEDs (artefactos explosivos improvisados) o ataques con fusilería y lanzacohetes. Por último, otros 5 perdieron la vida en accidentes de tráfico y dos a causa de infartos.
Además del centenar de fallecidos, también han resultado heridos en Afganistán 80 militares españoles. 23 de ellos lo fueron por incidentes o accidentes no hostiles, como accidentes de helicóptero, tráfico o disparos accidentales. Otros 63 fueron heridos por diferentes acciones hostiles llevados a cabo por los talibanes, como coches-bomba, IEDs, atentados suicidas o ataques con armamento.