Los expertos de la OSCE que llegaron hoy al lugar donde hace dos días fue derribado por un misil un avión malasio con 298 personas a bordo se quejan de las trabas que ponen a su misión los rebeldes prorrusos que custodian el lugar de la tragedia, según pudo constatar Efe.
"Si ustedes no me dejan hacer mi trabajo me quejaré a (Alexandr) Borodái", líder de los insurgentes prorrusos, le dijo a un comandante de las milicias el suizo Alex Hug, jefe de la misión internacional de la OSCE para Ucrania, acompañada en el lugar de la tragedia por un grupo de periodistas entre los que está Efe.
A su llegada al lugar del siniestro, en un campo abierto junto a la localidad de Grabovo, en la región de Donetsk, Hug se enzarzó en una acalorada discusión con los milicianos a los que intentó convencer de que Borodái había permitido a la misión de la OSCE actuar con total libertad.
Ya antes de acceder al campo donde trabajan los equipos de rescate ucranianos, la decena de expertos fue obligada a dejar los coches en los que llegaron y tuvieron que internarse a pié en la zona donde permanecen desperdigados los restos del avión y los cuerpos de las víctimas del siniestro.
Tras casi media hora de discusión, los expertos de la OSCE se resignaron a seguir la ruta marcada por los milicianos, que les impidieron abandonar la carretera que corta en dos el descampado salpicado por los restos de la tragedia con la excusa de no obstruir el trabajo de los servicios de rescate.
Los miembros de la misión internacional, entre ellos el monitor español José Luis Martínez, avanzaron por la carretera, rodeada a ambos lados por al menos medio centenar de bolsas con los cadáveres rescatados. Al llegar al epicentro del accidente, una especie de zona cero de la catástrofe en la que están la mayor parte de los restos del Boeing 777 malasio, incluido el motor, Hug y otros dos expertos de la OSCE entrevistaron a Alexandr, el propietario de una casa ubicada a unos 50 metros de este lugar.
"Cuando cayó el avión, la onda expansiva de la explosión fue tan fuerte que mi mujer y yo salimos despedidos del cuarto de estar y acabamos en el sótano de la casa", relató a Efe este testigo en la puerta de su casa. Tanto el Gobierno ucraniano como los sublevados prorrusos se acusaron del derribo del avión malasio ya instantes después de que se conociera la tragedia, aunque Kiev ha ido incluso más allá y ha responsabilizado a Rusia de estar implicada en el accidente.
En la zona del desastre no hay disparos a pesar de encontrarse en una de las regiones separatistas donde se enfrentan los insurgentes prorrusos con el Ejército ucraniano desde abril pasado. Aunque no se llegó a un alto el fuego entre las partes, de hecho rige una especie de tregua desde que tuvo lugar el dramático suceso, como han confirmado hoy tanto los servicios de inteligencia de Ucrania como Borodái, primer ministro de la autoproclamada república popular de Donetsk. Los rebeldes y las fuerzas ucranianas se han comprometido a permitir los trabajos de rescate de las víctimas en un radio de 20 kilómetros alrededor de Grabovo.