El papa Francisco recibió este lunes en una larga audiencia privada a los reyes de España, en la primera ocasión que estos se reúnen con el pontífice argentino, con quien hablaron, entre otros asuntos, de las consecuencias sociales del paro.
Durante 53 minutos los reyes, que conocieron el domingo al papa argentino al final de la ceremonia de canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, tuvieron ocasión además de hablar de su visita a España en 2015.
No hubo invitación formal para el que será el primer viaje oficial del Papa, puesto que Francisco ya la recibió de parte de los obispos españoles durante su reciente visita "ad limina" al Vaticano.
La reunión en el Vaticano tuvo el carácter y la formalidad de las grandes visitas en la Santa Sede, aunque se pudieron ver gestos amistosos y bromas entre los reyes y el papa argentino que, por supuesto, hablaron en español y a solas durante la audiencia.
Cuando les invitó al estudio en el que celebraron su reunión privada, y dado que la puerta de acceso es estrecha, el pontífice no quiso entrar primero y les explicó en tono de broma que los monaguillos van siempre por delante del papa en una procesión, por lo que les cedió el paso.
La escena se repitió cuando, tras la reunión privada, pasaron al salón adyacente al Aula Pablo VI, donde estaba prevista la presentación al papa de la delegación que acompañaba a los reyes.
"Los monaguillos primero", exclamó el Papa sonriendo en referencia a la anterior situación, a lo que el rey Juan Carlos sonrió también y pasó antes que el pontífice.
La cita en el Vaticano había comenzado poco después de las 11:30 hora local, cuando los reyes llegaron al Piazzale del Fungo, donde les esperaba un piquete de honor de la Guardia Suiza.
Allí salió a recibirles el prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo Georg Gänswein, y posteriormente los Reyes mantuvieron una reunión de media hora con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano. A esa reunión también asistió por parte vaticana el arzobispo Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados.
Durante las conversaciones mantenidas, según explicó el Vaticano posteriormente en una nota de prensa, se habló "de las buenas relaciones entre la Santa Sede y España consolidadas cada vez más según el espíritu de los Acuerdos de 1979".
"En ese contexto, se ha hecho referencia a algunas cuestiones de actualidad que conciernen a la misión de la Iglesia en la sociedad y a la situación del país", explicó el comunicado. "Tampoco ha faltado un intercambio de pareceres sobre temas de carácter internacional, en particular sobre algunas situaciones de crisis", agregó el Vaticano.
Don Juan Carlos y doña Sofía, en el habitual intercambio de regalos, entregaron al pontífice argentino dos volúmenes con la obra mística de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.
En la cubierta de los libros, en piel blanca, figuraba impreso el escudo papal y en las guardas, en papel azul real, aparecía el escudo de armas del rey.
Por su parte, el Papa les regaló un bronce que representa la basílica y la plaza de San Pedro y su exhortación apostólica Evangelii Gaudium.
El Rey iba vestido con un traje y corbata negros y la reina llevaba un vestido de color marfil con una chaqueta abotonada del mismo tono y no portaba velo ni mantilla.
La actual visita de los Reyes es la decimocuarta que hacen al Vaticano y antes de su encuentro del domingo no habían tenido ocasión de ver al papa Francisco, ya que a su misa de entronización, el 19 de marzo de 2013, acudieron los príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia.
Los reyes llegaron a Roma en la tarde del viernes, cuando don Juan Carlos se reunió con el jefe del Estado italiano, Giorgio Napolitano, y posteriormente ofrecieron una cena en la embajada española ante la Santa Sede, en la que residieron durante su estancia.
Tras la audiencia en el Vaticano, los Reyes abandonaron la Santa Sede para dirigirse posteriormente al aeropuerto militar de Ciampino, cercano a la capital; una vez en Madrid el Rey tomará juramento o promesa a la nueva ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina.