Adulterios en El Elíseo: amantes y familias secretas
No solo Hollande se ha visto envuelto en un lío de faldas. Elíseo y adulterio conjugan a la perfección desde hace décadas.
¿Está el Elíseo indisolublemente ligado al adulterio? Atendiendo al historial de los mandatarios galos, podría decirse que sí. Porque el affaire de François Hollande no ha sido el más sonado, ni tampoco el más rocambolesco. Como asegura el historiador Robert Muchembled en Liberation, que los jefes de Estado escondan una amante es algo "típicamente francés" de lo que pueden encontrarse antecedentes desde la baja Edad Media, donde además, los monarcas acostumbraban a tener varias amantes y entre ellas, una "preferida". "Desde Francisco I la práctica de la institución de la 'preferida' se desarrolló aún más ampliamente. Todos los reyes de Francia continuaron la tradición", asegura.
Según Muchembled esto se debe a diversas causas, entre ellas que el rey de Francia "era considerado como el Fecundador supremo" de "macho dominante superior", un aura que debía mantener.
En cualquier caso, se trata de una tradición monárquica que no se perdió con la institución, sino que el presidencialismo galo heredó, y en muy contadas excepciones ha evitado frecuentar. Presidentes de la República, primeros ministros... ninguno se libra. El libro Sexus politicus, de Christophe Deloire y Christophe Dubois da buena cuenta de los secretos de alcoba que acabaron saliendo de ella.
La nuit, las hijas secretas, el camión...
Quizá el caso más rocambolesco de las indiscreciones de los presidentes franceses fue el de Valéry Giscard d'Estaing y el camión de leche. Una noche de 1974, a las cinco de la mañana, se empotró contra un vehículo que transportaba dicho producto, y decenas de coches de policía y bomberos fueron enviados al lugar. Pero el presidente francés no estaba solo, sino con una bella actriz. Le Canard Enchaîné lo publicó y él se ganó el apodo de Valéry la Nuit. Acabado su mandato fue el propio Giscard quien dio detalle de sus escarceos amorosos, llegando a sugerir que había mantenido una relación con Lady Di, ante el pasmo e indignación de la prensa británica. Tuvo que desmentirlo.
La historia de Jacques Chirac es casi una tragedia shakespeariana, en la que el ministro del Interior se vio obligado a intervenir para evitar el divorcio de la primera dama, Bernadette, a quien estaba decidido a abandonar. En los setenta, Chirac se enamoró locamente de una periodista de Le Figaro, a quien enviaba encendidas cartas que los servicios secretos franceses intervinieron para frenar el escándalo. "¿Saben dónde está mi marido?", era la pregunta que Bernadette formulaba noche tras noche a esos servicios que fueron testigos de otros escarceos del presidente y primer ministro. Como el romance vivido con Margie Soudre, que acabó siendo ministra.
Y qué decir de François Mitterrand, cuya historia familiar aún hace correr ríos de tinta en Francia. El fallecido presidente mantenía dos familias de forma paralela: junto a la que dormía en el Elíseo y fundó con Danielle, y la extraoficial con Anne Pingeot. Pocos secretos de Estado han sido más vox pópuli que esta doble vida de Tonton, en cuyo entierro en 1994 se produjo una pintoresca escena: las dos familias acudiendo juntas a los funerales. La que fuera hija secreta Mazarine Pingeout contó años después en Boca Cosida cómo Mitterrand mantuvo durante años esta doble vida.
Pero el historial amoroso de Mitterand no fue solo escandaloso en la esfera familiar. A la posteridad ha pasado su afición por las actrices como Brigitte Bardot, o Juliette Binoche. Además, cuando puso a Edith Cresson al frente del Gobierno -la única vez que ha ocurrido en Francia- en la Asamblea Nacional se la apodó inmediatamente La Pompadour, como la "favorita" de Luis XIV. En realidad sus relaciones eran cosa del pasado ya en los noventa, pero a Cresson siempre le persiguió el sambenito.
Si Mitterrand mantuvo dos familias, el primer ministro León Blum mantuvo tres, lo que los contemporáneos denominaban con sorna el "Frente Popular". A Félix Faure la muerte le sobrevino en 1899 en uno de los encuentros íntimos con una de sus amantes, Marguerite Steinheil, en el Elíseo. Las crónicas de la época no pudieron evitar las bromas con la palabra 'pompe' (chupar, en una de sus acepciones) y las pompas fúnebres.
Otras relaciones extramatrimoniales continúan estando a medio camino entre el secreto a voces y el puro rumor. Como la de Dominique de Villepin con la excandidata colombiana Ingrid Betancourt, de quien fue profesor. Que Francia enviara un avión para rescatarla de forma clandestina de su secuestro de las FARC levantó muchas suspicacias.
Como en otros muchos casos, fue la prensa quien destapó la relación extramatrimonial de Nicolas Sarkozy. El mismo año de su elección, Paris Match publicó las fotografías definitivas que explicaban el aire 'ausente' de su esposa Cecilia: estaba manteniendo una relación con Carla Bruni. En menos de un año, se celebró la boda y se convirtió en primera dama francesa. "Con Carla, es en serio", proclamó Sarkozy en una insólita rueda de prensa.
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