Prevenir la ludopatía es el objetivo que se ha propuesto la empresa italiana Gambling Responsability (GR) desarrollando un software que se instala en las máquinas tragaperras y que alerta al usuario cuando este lleva demasiado tiempo jugando o gastando. El consejero de GR y uno de los creadores del proyecto, Graziano Bugatti, declara a LD que la implantación del sistema -sobre todo, en su país- es "muy difícil", aunque se muestra esperanzado debido a que, por fin, en Italia se ha abierto un debate sobre el tema.
El juego es la tercera industria con más peso en la economía italiana -solo por detrás de la petrolífera Eni y de Fiat-. Según la Administración Autónoma de Monopolios Estatales -AAMS, por sus siglas en italiano-, el Gobierno destinó a la industria nacional de juegos de azar en 2012 87 millones de euros. Del montante total, el Estado recaudó 10.000 millones, una cantidad similar a la que ganó la mafia que, según Bugatti, "controla una buena parte de esta industria" -unos cuarenta clanes están repartidos en el sector-.
Italia cuenta con entre 700.000 y un millón de ludópatas; de estos, se considera que entre 200.000 y 300.000 sufren un trastorno "grave". En 2013 se produjeron dos trágicos incidentes perpetrados por dos personas que se habían arruinado debido a esta adicción: el primero, a finales de abril, cuando Luigi Preiti, de 49 años, disparó a dos carabineros y a una mujer embarazada en Roma; el segundo, a principios de julio, un joven de 19 años se suicidó en la isla de Ischia después de jugarse y perder todos los ahorros de la familia.
Para combatir este fenómeno creciente -hace cinco años, los italianos gastaban 15.000 millones de euros en el juego; en 2011, la cifra ascendió a 80.000 millones-, Bugatti, junto al profesor de Informática y de Inteligencia Artificial de la Universidad de Brescia Matteo Temporin, idearon y desarrollaron GRSystem, un programa informático que, por primera vez, pretende combatir la ludopatía desde la prevención.
En GRSystem trabajaron conjuntamente un equipo de ingenieros informáticos y otro de psicólogos expertos en el estudio del juego online. El comportamiento del jugador se analiza a través del cuestionario SOGS, que sirve para evaluar la dependencia al juego tanto en sujetos normales como en enfermos. "Nuestra aplicación estudia el comportamiento del jugador. No podemos curar la ludopatía, solo podemos prevenirla", dice Bugatti.
¿Cómo funciona el programa? El sistema utiliza una tarjeta de reconocimiento que tiene un número específico para cada jugador. Si el usuario lleva demasiado tiempo jugando y gastando, "la máquina envía señales: 'estás jugando demasiado', 'estás en riesgo de dependencia', etcétera. Si el tipo sigue jugando, el sistema bloquea la máquina". Y si la tragaperras se bloquea, ¿el jugador puede acudir a otra máquina? "No -responde Bugatti-. El código de la tarjeta sirve para el sistema central del lugar: si una máquina le impide jugar y quiere irse a otra, no podrá seguir". Además, el dispositivo posee una base de datos, "un historial del jugador", para así poder estudiar su comportamiento periódicamente.
Una implantación difícil
El proyecto de Temporin y Bugatti cuenta con el apoyo de CODACONS -un conjunto de asociaciones para la defensa del Medio Ambiente y los derechos de consumidores y usuarios-, de la anteriormente citada AAMS, de SOGEI -Sociedad General de Informática italiana- y de la SIIPaC -Sociedad Italiana de Intervención en los trastornos compulsivos-.
GRSystem ya está siendo estudiado por el Gobierno de Lombardía -la región italiana que tiene los mayores gastos per cápita en las tragaperras-, y desde la empresa esperan una respuesta "para dentro de un mes, aproximadamente". A nivel nacional, su implantación "es muy difícil", porque "la industria se opone, y esta influye mucho en la política". Bugatti recuerda que "el año pasado, cuando el Gobierno de Monti hizo una ley sanitaria donde se decía, por primera vez en Italia, que la ludopatía es una enfermedad, la industria hizo huelgas y protestó con el objetivo de que la ley no fuera aprobada". Además, existe el escollo de la mafia: "El proyecto la golpearía, porque ayudaría a controlar el dinero negro".
Graziano Bugatti cree que es más fácil implantar en proyecto en Europa, especialmente, en países del Este, "que van a adoptar nuevas leyes para controlar el juego". Además, han presentado el proyecto en Lituania y en Austria, que es uno de los grandes productores de máquinas de juego.
El precedente catalán
En 2010, la Consejería de Interior catalana implantó un programa que obligaba a las empresas que fabrican tragaperras a incorporar un dispositivo a la máquina que avisaba del riesgo de caer en la adicción. A partir del minuto 90, saltaba un aviso durante 10 segundos al que acompañaba la siguiente frase: "El juego deja de ser una diversión cuando se convierte en una adicción".
Dos años después, en pleno pulso por Eurovegas, el Gobierno catalán modificó mediante decreto la normativa de las tragaperras "a petición del sector", según dijo el portavoz del Ejecutivo regional, Fracesc Homs. Entre otras modificaciones, la nueva normativa implicaba una menor duración de las partidas o una ampliación del número de locales que pudieran instalar un aparato de este tipo.