Italia capitanea el frente Sur para combatir la inmigración ilegal

Aunque los 28 Gobiernos europeos llegan a la cumbre que arranca este jueves reeditando la penúltima versión oficial de "esto no es una lucha entre Norte y Sur", el tema caliente de la cita es el de la inmigración ilegal y, por tanto, uno de los que más profundizan la brecha entre bloques. De hecho, los países más expuestos a los flujos migratorios han apretado las tuercas a sus socios, afinando el borrador de conclusiones que circulaba ya por las capitales para pedirle a Europa, con la herida de Lampedusa todavía abierta, "concreción" a la hora de abordar la inmigración ilegal y, sobre todo, "un reparto justo de las responsabilidades", en una clara llamada a implicarse más a los países que no tienen puerta directa hacia el exterior.

Con los abucheos que le llovieron a Barroso en Lampedusa todavía recientes y en plena ola de populismo antieuropeo que recorre Europa, algunos líderes prefieren pasar de puntillas por el debate de la inmigración para evitar levantar ampollas en un tema electoralmente tan delicado. De hecho, admiten fuentes diplomáticas, prometen que "el gran debate en la materia será en junio de 2014", justo cuando ya hayan pasado las elecciones europeas. Según las mismas fuentes, Francia incluso se habría pensando hasta horas antes de la cumbre europea si apoyar o no un texto que pide poner sobre la mesa "la inmigración como prioridad política", que "se mejoren los instrumentos existentes" y que se haga hincapié en la "prevención". "Quizá tema que cualquier movimiento pueda avivar el auge del partido de Marine Le Pen", conjeturan fuentes europeas.

Sin embargo, y pese al "son de paz" en que, según fuentes diplomáticas, acuden los Gobiernos a esta cita, Italia ha capitaneado la redacción de un texto que pide más a los países del Norte. Más esfuerzos y más reparto de responsabilidades, a falta de la posibilidad de pedir más dinero. "En lo que sí hay acuerdo es en usar los medios existentes, y no crear nuevos", justifican fuentes conocedoras de las negociaciones previas. Es decir, Frontex (la agencia que controla las fronteras europeas), cuyas actividades quieren reforzar, la lucha contra el tráfico de seres humanos y, en un sentido más amplio, "la puesta en marcha de una política europea de desarrollo que mire a las raíces del fenómeno".

Este puñado de demandas, capitaneadas por Italia y suscritas por España, Chipre, Malta, Grecia, Eslovenia y Bulgaria, es, en resumen, el grito del frente Sur para que sus socios no se pongan de perfil ni se confirmen con un par de fórmulas a la europea y se comprometan a compartir con sus vecinos la responsabilidad en materia de inmigración.