Apenas diez minutos tras dar comienzo a su discurso del estado de la Unión, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ponía esta mañana a España como ejemplo de cómo salir de la crisis. "España es el ejemplo de que las reformas dan frutos positivos", celebraba el Barroso más triunfalista para dar comienzo a un curso que culminará con las elecciones europeas.
Sin embargo, si desde el ejecutivo comunitario auguran un año marcado por "la esperanza para los parados y confianza para los mercados", el grupo socialista contestó airadamente el optimismo de Barroso. Así, el jefe de las filas socialistas, el alemán Hannes Swoboda, puso en duda que la situación de España pueda ser ejemplo de recuperación. "En un país donde los niños no van al colegio porque tienen hambre", ilustraba el socialista, "hablar de mejora porque se han creado 31 puestos de trabajo es un escándalo".
El español Jaime Mayor Oreja, molesto con la deriva que tomaba el debate, terció entonces en una intervención espontánea, no prevista, pero permitida en la cámara europea, para culpar precisamente a la mano acusadora, los socialistas, de la situación en la que se encuentra el país. "En la etapa socialista se destruyeron millones de puestos de trabajo", recordó Oreja. Entre tanto, en la bancada socialista se escuchaban gritos de "Bárcenas, Bárcenas".
España se coló, además, en las críticas de varios diputados británicos a la gestión europea del problema de Gibraltar y por lo que entienden una "nefasta actitud del Gobierno español". El presidente de la Comisión trató de interpelar a los Gobiernos a que no hagan uso de Europa para "nacionalizar los éxitos y europeizar los fracasos". Para Bruselas, dicha actitud es muestra de una crisis política "más profunda que la económica".