2013 es un año histórico en lo que concierne a la Iglesia Católica, un año movido y con grandes cambios. Ha sido la primera vez en varios siglos que un Papa, Benedicto XVI, ha presentado su renuncia, cosa que hizo de manera sorprendente el 28 de febrero, momento en el que se hizo efectiva.
Del mismo modo, fue histórico este último Cónclave que eligió al Papa Francisco, primer Pontífice llegado de América, otro hecho clave en la historia de la Iglesia.
Sin embargo, el año 2013 va a ser testigo de otros dos hechos que afectan de manera directa a los papas y por ende al resto del catolicismo. Casi con total seguridad en diciembre será canonizado Juan Pablo II después de que la Congregación para las Causas de los Santos aprobara el segundo milagro necesario para que pueda ser santo. El carismático Papa polaco murió en 2005 y tan sólo ocho años después puede ser declarado santo por parte de Francisco.
Sin embargo, otro hecho podría también repercutir en este 2013 en la Iglesia: la canonización también del beato Juan XXIII, conocido como el Papa bueno. Curiosamente, medio siglo después de que muriera. Su gran obra, el Concilio Vaticano II estaba en pleno proceso cuando falleció.
De hecho, se baraja que ambos papas sean canonizados juntos en una gran celebración en Roma. Dos fechas son las que más suenan: el 24 de noviembre, lo que supondría el broche final al Año de la Fe convocado precisamente por Benedicto XVI; y el 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción.
En este punto de unión entre papas cabe destacar que fue el propio Juan Pablo II el que beatificó a Juan XXIII en el marco del Gran Jubileo del 2000. Ahora será santo en el Año de la Fe.
Esta canonización sorprende más que la del papa polaco puesto que no estaba previsto. De hecho, en la reunión de obispos y cardenales que trataba los flecos de la canonización salió este caso a relucir, que también estaba siendo tratado.
Finalmente, Francisco celebrará la canonización de dos de los Papas de la segunda mitad del siglo XX ante la atenta mirada desde su retiro del pontífice emérito, que participó como consultor en el Concilio que convocó Juan XXIII y que fue el gran colaborador y amigo de Juan Pablo II. Cuatro papas unidos por un año.