La muerte del joven Clément Méric, estudiante vinculado a grupos de extrema izquierda, a manos de skinheads de extrema derecha, ha provocado una gran polémica en Francia. Las numerosas concentraciones de ayer, apoyadas por todos los grupos de izquierda, han mostrado el ensanchamiento de una fractura en la sociedad francesa.
Unos agresores vinculados a la extrema derecha
La mortal agresión se produjo a plena luz del día en una barrio céntrico de París, tras una venta privada de la marca Fred Perry, una de las favoritas de los grupos skins.
La policía ya ha detenido a los agresores, que estarían vinculados al grupo de extema derecha Juventudes Nacionalistas Revolucionarias (JNR). El presunto homicida, el español de 20 años Esteban M., ha alegado legítima defensa para justificar su acción.
Según recoge Le Figaro los implicados han afirmado que se trataba de una "pelea desordenada en la que volaban puñetazos y patadas" y que nunca pensaron en matar al joven.
En lo que respecta al líder del JNR ha afirmado que el homicidio había sucedido durante una "pelea entre adolescentes".
Un joven discreto y militante
Este acontecimiento no ha hecho más que acrecentar las voces que se alzan desde la izquierda francesa para denunciar la impunidad de la extrema derecha nacionalista.
Entre ellos, los compañeros de organización del fallecido. El joven estudiante era miembro activo de Sud-Solidaires, sindicato de extrema izquierda con una representación media en las universidades del país y desmarcado de todos los partidos. El propio François Hollande llegó a declarar al periódico Sud Ouest, en el año 2007, que se debía combatir el sindicalismo practicado por Sud-Solidaires.
Para sus compañeros, Méric era una persona, pausada, reservada y no violenta. El fallecido también mantenía ciertos vínculos con Acción Antifascista una organización más radical y centrada en la lucha contra los movimientos de extrema derecha.
Se reforzará el control sobre la extrema derecha
El Gobierno ha prometido un mayor control sobre los grupos de extrema derecha y no ha descartado una posible vinculación entre los últimos acontecimientos durante las manifestaciones contra el matrimonio homosexual y la muerte del joven antifascista.
El ministro delegado para los Antiguos Combatientes, Kader Arif, ha reconocido que tendrán que sopesar la existencia de un vínculo entre la agresión y los diversos grupúsculos nacidos al calor de las últimas manifestaciones.
Estos grupos ligados al denominado Printemps Français (Primavera Francesa) se han caracterizado por su intransigencia y por su voluntad de lucha en la calle contra las medidas del gobierno.
¿Caza de brujas?
El Frente Nacional de Le Pen, tradicional aglutinador de la extrema derecha, se ha desmarcado en reiteradas ocasiones de estos movimientos, que unen a los descontentos con la "moderación" de Marine le Pen.
Los representantes del Printemps Français también han negado toda vinculación con lo que consideran un "hecho aislado" enmarcado en una pelea continua entre radicales.
Por su parte, François Copé, líder de la oposición, intenta calmar el juego solicitando al gobierno la disolución de todos los grupos violentos ya sean de extrema derecha o de extrema izquierda, y llamando a la tranquilidad.
Los dos grandes partidos franceses se ven, por lo tanto, superados por un contexto de efervescencia política extrema, mientras la situación económica de Francia es cada vez más preocupante.