Reino Unido ha despedido este miércoles a la ex primera ministra Margaret Thatcher en un funeral en el que recibe honores de Estado. Miles de personas han abarrotado las calles por donde ha pasado el carruaje con sus restos mortales. Algunos incluso pasaron la noche ante la catedral de San Pablo, donde se oficia el funeral, y otros ante la residencia oficial de Downing Street.
Con banderas británicas y en muchos casos con ropa oscura, según información de la agencia Efe, el público se instaló detrás de las verjas instaladas por las fuerzas del orden que marcaban el recorrido del cortejo desde la capilla de Saint Clement Danes, de la Real Fuerza Aérea (RAF), en la avenida del Strand hasta San Pablo.
En las verjas también se ha podido ver colgada una bandera de las Malvinas, cuyos habitantes tienen un especial afecto por Thatcher tras la guerra del Atlántico Sur que enfrentó al Reino Unido y Argentina en 1982 por la posesión de las islas.
Thatcher ha sido despedida con honores militares y mucha solemnidad, en un acto muy parecido a un funeral de Estado, en lo que ha sido un evento no visto desde el que tuvo el ex primer ministro británico Windston Churchill. Es importante la presencia de regimientos que participaron en la guerra de las Malvinas, entre ellos los Guardias Galeses, que sufrieron las mayores bajas durante el conflicto. La bandera británica permanece a media asta en la residencia oficial de Downing Street, mientras que el reloj del la Torre del Big Ben ha estado en silencio durante el funeral.
"Todos somos thatcheristas"
Antes del funeral, en una entrevista con BBC Radio, David Cameron afirmó que "todos nosotros somos Thatcheristas ahora". Tras las recientes polémicas suscitadas por el carácter del funeral, David Cameron ha defenido la magnitud del evento: "Es absolutamente adecuado y correcto para una primera ministra que logró cosas extraordinarias", señaló.
"Visto desde el exterior, creo que la gente respeta y venera lo que era Margaret Thatcher y lo que hizo". "Era una líder extraordinaria", argumentó, "todavía proyecta una gran influencia en el Partido Conservador. Pero lo que es importante es cómo la recordamos".
En presencia de la reina Isabel II y más de 2.000 invitados, el obispo de Londres, Richard Chartres se dirigió a la congregación reunida en la catedral de San Pablo, e hizo el último de los homenajes a su memoria.
Durante el acto religioso y frente al ataúd situado en la nave central del templo cubierto con la bandera británica, la nieta de la exmandataria, AmandaThatcher, y el primer ministro británico, el también conservador David Cameron, leyeron pasajes de la Biblia antes de que se escuchara música barroca de órgano de Henry Purcell.
En su intervención, Chartres recordó la vida de Thatcher desde sus comienzos como estudiante de Química hasta su llegada al poder en 1979 pero pidió, sobre todo, dejar a un lado la controversia que rodea su legado político para concentrarse en la persona "sujeta al destino común del ser humano".
"Después de la tormenta de una vida rodeada por la controversia política, hay una gran calma", admitió el obispo, y recordó que el debate sobre sus políticas debe ser en el Parlamento porque "hoy y aquí, no es ni el momento ni el lugar" para hacerlo.
La Dama de Hierro (en el poder entre 1979 y 1990) murió el 8 de abril de un ataque cerebral a los 87 años.