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Bélgica elimina los nombres cristianos de las vacaciones escolares

Desde ahora la comunidad francófona de Bélgica ya no tendrá vacaciones religiosas en los colegios, aunque seguirán siendo festivos.

El Gobierno de la comunidad de habla francesa de Bélgica ha dado un paso más a la hora de eliminar cualquier elemento cristiano de la sociedad. Esta administración, gobernada por el Partido Socialista, ha aprovechado una reforma en las vacaciones escolares para llevar a cabo una reforma más profunda. Se suprimen las fiestas religiosas. A partir de ahora estarán relacionadas con las estaciones o serán completamente laicas. La relación histórica de esos días ya no es importante.

No es la primera vez que Bélgica intenta ocultar las fiestas religiosas para así no ofender, sobre todo a los musulmanes, una población cada vez más numerosa en todo el país. El decreto aprobado por el Gobierno toca varias fiestas en particular, las desnaturaliza y en algunos casos ya no tendría ni sentido que exista esa festividad escolar. 

A partir de ahora la fiesta de Todos los Santos se convertirá en la fiesta de "otoño" mientras que las vacaciones de Navidad no serán otra cosa que las de "invierno". El carnaval, por su parte, tendrá el curioso nombre de fiesta "de la relajación", y las fiestas de Pascua o Semana Santa serán las de "primavera".

Los nombres ya aparecen en circulares, órdenes y decretos. Pero en algunas de ellas se mantiene entre paréntesis el anterior nombre básicamente para que pueda ser reconocida por la gente puesto que pocos podrán saber a qué corresponde la festividad de la "relajación".

Este cambio de nomenclatura que elimina cualquier elemento religioso ha sido criticado por distintos estamentos. Hasta el Movimiento Reformador ha criticado a la ministra de Educación, Marie-Dominique Simonet, por socavar el "lado tradicional y/o folclórico de los ciudadanos".

La eliminación del árbol de Navidad

Ya esta Navidad se pudo observar esta nueva política que consiste en esconder cualquier fenómeno religioso cristiano con la excusa de no ofender a los musulmanes. Gran polémica se desató el pasado mes de diciembre por la colocación del tradicional árbol de Navidad en la Grand Place de Bruselas, sustituido por una especie de monumento de luces.

El alcalde de la capital belga, el socialista Freddy Thielmans, defendía esta innovación y él mismo negaba su colocación debido a la Navidad y decía que era un montaje decorativo que hacía honor a "los placeres del invierno".

Este hecho produjo una gran polémica en la ciudad y hasta un concejal acusó al alcalde de temor al islam, puesto que se estima que el 25 por ciento de los habitantes de Bruselas es de origen musulmán. Incluso en 2010 el nombre más utilizado para los recién nacidos en la capital fue el de Mohamed.

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