Miles de personas asisten en la plaza de San Pedro del Vaticano a la procesión de las Palmas del Domingo de Ramos, que por primera vez preside el papa Francisco y que abre los ritos litúrgicos de la Semana Santa. Olivos centenarios traídos de la sureña región italiana de Puglia (Apulia) y palmas procedentes de Sanremo (Italia) adornan la plaza vaticana, donde entró el pontífice argentino en medio de los aplausos de los presentes, que llevan ramas de olivo.
Francisco, revestido con ornamentos rojos y con el báculo llevado por un ayudante, presidió la procesión, que salió del palacio pontificio y se dirigió hacia el obelisco de Sixto V instalado en el centro de la plaza vaticana. En la jornada en la que la Iglesia conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, el Papa llegó al recinto vaticano en medio del cántico Hossanna a bordo de un papamóvil descubierto .
Delante del obelisco, adornado como toda la plaza con flores y plantas con las que se evocan a los cinco continentes, el pontífice bendijo las palmas y las ramas de olivo, símbolos de la paz. Después se leyó el Evangelio de Lucas que narra la entrada de Jesús en la Ciudad Santa, tras lo cual la procesión, de la que forman parte laicos, sacerdotes, obispos y cardenales y cierra Francisco se dirigió hacia el altar mayor levantado en el atrio de la plaza vaticana para oficiar la misa.
El papa Bergoglio cerraba la procesión llevando una palma artísticamente labrada en las manos. Concelebran la misa con el papa los cardenales Agostino Vallini, vicario para la diócesis de Roma, y Stanislaw Rylko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos; así como los prelados Josef Clemens, secretario del Consejo Pontificio para los Laicos y Filippo Iannnone, viceregente de la diócesis de Roma. También los cardenales Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, y Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación para el Clero.
En este día se celebra también la jornada mundial de la juventud a nivel diocesano y que es la antesala de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebrará del 23 al 28 de julio próximo en Río de Janeiro (Brasil), que tiene como lema "Id y haced discípulos a todos los pueblos". Se espera la presencia de Francisco en ese encuentro mundial de los jóvenes católicos en la ciudad brasileña.
Denuncia la corrupción y los crímenes
El papa Francisco denunció las guerras, los conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero y de poder, la corrupción, los crímenes contra la vida humana y contra la creación y dijo que con Cristo se puede vencer el mal que hay en los hombres y el mundo.
El Obispo de Roma recordó la entrada de Jesús en Jerusalén y afirmó que no lo hizo para recibir los honores reservados a los reyes de la tierra sino para ser azotado, insultado y ultrajado. El papa Bergoglio subrayó que Jesús tomó sobre sí el mal, la suciedad, el pecado del mundo, "también el nuestro, y lo lavó, lo lavó con su sangre, con la misericordia, con el amor de Dios".
"Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la Humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, de poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación", denunció. "Y nuestros pecados personales: las faltas de amor y de respeto a Dios, al prójimo ya toda la creación", añadió.
El Obispo de Roma aseguró que Jesús en la cruz siente todo el peso del mal "y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección, con Cristo todos podemos vencer el mal que hay en nosotros y en el mundo".
El Papa dijo también que un cristiano jamás puede ser una persona triste y les exhortó a no dejarse vencer por el desánimo "incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables".
"Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús; de saber que, con él, nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables... y ¡hay tantos!".