Angelo Scola era el gran papable mucho antes incluso de que Benedicto XVI anunciase su renuncia. Desde hace años se le coloca en el primer puesto de salida para ocupar la Cátedra de San Pedro. Y no faltan motivos para ello.
A sus 71 años es todo un peso pesado en el Colegio Cardenalicio. Participó en el Cónclave de 2005 donde ya sonó como papable y actualmente ocupa numerosos cargos en la Curia: es miembro de la Congregación de la Doctrina de la Fe, de las Iglesias Orientales, Culto Divino y el Clero. También lo es del Pontificio Consejo para los Laicos, el de Familia, el de Cultura y el de la Nueva Evangelización. Por otro lado, también es miembro del Consejo para el Estudio de los Problemas Organizativos y Económicos de la Santa Sede.
De cara al Cónclave aparece junto a Ouellet como gran favorito puesto que a su capacidad intelectual añade una importante experiencia pastoral. Scola además es el principal candidato italiano, país que tendrá en la Capilla Sixtina hasta 28 votos. Pero este cardenal tiene algo más importante que su nacionalidad italiana: su trayectoria y su perfil.
Un peso pesado en la Iglesia
Es muy importante destacar que Angelo Scola es desde 2011 arzobispo de Milán, considerada la sede más importante tras Roma, cuyo obispo es el propio Papa. Anteriormente, en 2002 fue nombrado patriarca de Venecia. Éstas han sido dos tradicionales sedes papales y así ha quedado acreditado en el siglo XX. De hecho, Juan Pablo I y Juan XXIII fueron patriarcas de Venecia mientras que Pablo VI y Pio XI fueron pastores de Milán. Sólo Pio XII, que pertenecía a la diplomacia, y los no italianos Juan Pablo II y Benedicto XVI no pasaron por estas sedes antes de ser Pontífices.
Por ello, el mismo hecho de haber liderado estas dos importantes sedes le hacen ser uno de los principales candidatos. Pero hay más hechos que apuntan a esta dirección. No es habitual que haya trasvase de Venecia a Milán y, sin embargo, Benedicto XVI decidió trasladar en 2011 a Scola a la sede lombarda, lo que muchos interpretaron como un guiño sobre a quién quería colocar en primera línea a la hora de la sucesión.
Continuidad del Papado de Benedicto XVI
Y es que Angelo Scola y Benedicto XVI no sólo comparten una amistad que se remonta a 1971. Un posible papado de Scola supondría a grandes rasgos la continuidad del iniciado en 2005 por Ratzinger. Si los cardenales quisieran mantener esta línea Scola sería el candidato ideal teniendo el plus de ser italiano, lo que contentaría al sector que quiere volver a tener un Papa de esta nacionalidad.
Angelo Scola está prácticamente a la altura intelectual de Benedicto XVI y tras años trabajando codo con codo sus postulados son casi indistinguibles a las del Papa alemán. Ambos se conocieron en 1971 y su pasión por la teología les llevó a fundar la revista Communio, de la que han salido importantes intelectuales de la Iglesia, entre ellos algunos papables como Ouellet o Schönborn.
En este sentido, el actual arzobispo de Milán es uno de los grandes pensadores de la Iglesia moderna y es un defensor acérrimo de la línea ratzingeriana de diálogo fe-razón así como con el mundo de la cultura. De hecho, sus obras se centran en muchos de estos aspectos: relación de la Iglesia y las democracias, bioética, retos y problemas del multiculturalismo, etc.
Orígenes humildes y obreros
Buena parte este interés en dialogar con el no creyente y poner en valor la aportación del cristianismo al mundo occidental que se conoce hoy en día se debe a su cercanía al movimiento Comunión y Liberación. Fue gran amigo y colaborador de su fundador Luigi Giussani. En los primeros años fue incluso uno de los líderes de este importante grupo.
Angelo Scola tiene unos orígenes humildes. Natural del norte de Italia el ahora cardenal era hijo de un camionero y de ama de casa. "Cuando tenía entre 14 y 18 años, era el hijo de un obrero, un socialista convencido y eso tuvo mucha influencia en mí. Progresivamente me fui alejando del cristianismo y me acercaba a presupuestos más socio-políticos, más orientados hacia el partido comunista. El encuentro con Don Giussani, me hizo redescubrir la belleza de las enseñanzas de Cristo", afirma.
La importancia de la docencia
Sin embargo, es complicado entender a Angelo Scola si no se destaca la importancia de la docencia en su vida. Otro punto más que comparte con Ratzinger. Doctor en Filosofía y Teología en 1970 fue ordenado sacerdote y continuó sus estudios en Friburgo. Más tarde se convirtió en el primer asistente de investigador en el Departamento de Filosofía Política de la Universidad de Friburgo. También fue profesor asistente de Teología Moral y de Antropología Teológica en el Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia de la Universidad Lateranense.
Aunque fue consagrado obispo en 1991, cuatro años más tarde Juan Pablo II quiso hacerle un nuevo encargo y le nombró rector de la Universidad Lateranense y más tarde presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II. Todo ello hasta que fue nombrado patriarca de Venecia. En esos años también fue consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuando estaba al mando el cardenal Ratzinger.
Del mismo modo, Scola ha tenido una gran preocupación por los cristianos que viven en países de mayoría islámica. Para ello, impulsó la creación de un centro de estudios y de una revista en varias lenguas llamada Oasis, dedicada a todas las iglesias cristianas presentes en esos países, no sólo católicas.