El aeropuerto de Bruselas ha sido escenario de un suceso propio de una novela policíaca. El embajador serbio ante la OTAN, Branislav Milinkovik, se suicidó anoche saltando del párking del aeropuerto internacional de Zaventem y ante la presencia de su viceministro de Exteriores, Zoran Vujick.
La noticia, publicada en el diario BLIC de Belgrado y confirmada esta mañana por fuentes atlánticas, ha causado conmoción en los círculos diplomáticos de la capital europea y ha sorprendido en el cuartel general de la OTAN, donde se reúnen a estas horas los ministros de Exteriores de la Alianza, que discuten sobre el despliegue de misiles patriot para proteger a Turquía de la amenaza siria.
"Era un hombre muy vital", murmura, casi incrédula, otra embajadora con residencia en Bruselas que asegura haberlo visto hace poco "como si nada". Lo cierto es que Milinkovik, 52 años y padre de un niño de seis años, antes de desembarcar en Bruselas en 2009 era embajador de Serbia y Montenegro ante la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (Viena).
Las informaciones proporcionadas hasta ahora por la Policía apuntan a que el embajador se quitó la vida entre las 7 y las 8 de la tarde ante su segundo de Exteriores. La esposa del embajador habría conocido la noticia desde Dublín y se habría dirigido inmediatamente hacia Bruselas.
Serbia no es miembro de la Alianza Atlántica, pero tiene presencia en ella a través de una misión de Partenariado para la Paz. El secretario general de la Alianza, Anders Fog Rasmussen, que a esta hora discute con los ministros sobre el despliegue de misiles patriot para proteger a Turquía de la amenaza siria, ha mostrado su pesar y ha descrito al difunto como "un excelente diplomático y un hombre noble".