La vicepresidenta de la Comisión Europea, Viviane Reding, ha encontrado al enemigo en casa al toparse con que la oposición más vehemente a su plan para imponer el 40% de mujeres en los consejos de administración de las empresas no llega sólo de la insdustria o de países como Holanda o Reino Unido. El "no" a su "cuota rosa" más estruendoso ha hecho eco en las paredes del propio colegio de comisarios, en el que precisamente varias de sus colegas del "sexo infrarrepresentado", como la responsable de Telecomunicaciones Neelie Kroes o la jefa de la diplomacia europea Catherine Ashton, han dado al traste con los planes de Reding de imponer las cuotas por ley.
Reding se dice enemiga de las cuotas, pero lleva desde que tomó posesión de la cartera de Justicia tratando de convencer a las empresas de que confíen sus puestos directivos a más mujeres. Esgrime estudios de firmas como Deutsche Bank, McKinsey o Ernst & Young para defender que "las compañías en las que las mujeres llevan las riendas son más exitosas". Además, recuerda que el 60% de licenciados y atribuye a "una cuestión de justicia que los números se reflejen también en puestos de responsabilidad". Sin embargo, cansada de pasear sus argumentos por conferencias, despachos de directivos o ruedas de prensa, y convencida de que "la autorregulación no funciona", finalmente Reding decidió poner sobre la mesa una propuesta europea para imponer las cuotas sin contar con que sus propias compañeras no la respaldarían.
En su gabinete reconocen que se trata de "un debate muy ideológico" y que, hasta el último minuto, la comisaria hizo "lobby" entre sus colegas para convencerles de la malograda medida, que establecía como meta que en 2020, un 40% de mujeres alcance los consejos de administración, y que preveía sanciones y multas para los países que ignoraran este compromiso. El propio martes, cuando la propuesta debía ser votada en el colegio de comisarios, el equipo de Reding dudó hasta el final si finalmente saldría adelante. Pese a que la oposición de varios comisarios finalmente inclinó la balanza en contra de Viviane Reding, el sólo hecho de que hubiera que votar la propuesta cuando la práctica habitual es aprobarlas por unanimidad ha puesto el foco sobre este caso en excepcional.
Otras voces en contra
Las comisarias detractoras de las cuotas no han sido las únicas en expresar su discrepancia. También la ministra de Familia alemana, Kristina Schröder, compañera de filas cristianodemócratas de la propia Reding, también ha tildado de "aburdo imponer cuotas uniformes en compañías distintas, desde el sector del carbón hasta el de los medios". Además, para Schröder la medida boicotea la aspiración de la mujer de conciliar vida laboral y familiar. "Los puestos directivos implican entre 70 y 80 horas de trabajo a la semana y esta es la razón que mantiene a las mujeres lejos de estos cargos", declaró la ministra al semanario Der Spiegel.
La comisaria Neelie Kroes no tuvo empacho de declarar al Financial Times hace días que se opone a "las cuotas impuestas desde la UE". Según fuentes europeas, también la comisaria de Interior, Cecilia Malmström y la de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, se habían posicionado en contra.
Además, un grupo de nueve países dirigieron una misiva a Bruselas para reiterar que "cualquier medida de este tipo debe ser tomada a nivel nacional". La queja de Reino Unido, Holanda, Bulgaria, República Checa, Hungría, Estonia, Letonia, Lituania y Malta, elevada en el mes de septiembre, no paralizó los planes de Reding, que se declaró "poco impresionada" por el boicot y que se acogió al "fuerte respaldo" que le ha venido brindando el Gobierno de François Hollande en esta batalla.
Otro de los principales aliados de Reding ha sido el Parlamento Europeo, en el que varios grupos políticos liberales y de la izquierda han mostrado su apoyo a una propuesta legislativa que imponga cuotas a las grandes empresas. Además, el debate llega a la Eurocámara estos días caldeado por el malestar expresado por la comisión de asuntos económicos a causa del consejo de Gobierno del Banco Central Europeo y de que el nuevo candidato sea, de nuevo, un hombre. Los diputados llegaron a dar portazo al candidato Yves Mersh y cancelar una audiencia prevista.
Reding, amiga de polémicas y adicta al protagonismo mediático, se ha crecido en los últimos días, estimulada por la que considera "una batalla interesante" y reafirmada en su idea de que es "el momento histórico de las cuotas femeninas". Minutos después de que la falta de apoyo diera al traste con la medida, Reding no daba la guerra por perdida y anunciaba en su twitter que su batalla "ha sido pospuesta".
Las cifras que maneja la comisaria aseguran que los consejos están aún lejos del 40% de mujeres que pretendía imponer: el 86.5% de los miembros de los consejos son hombres, cifra que llega hasta el 97.5% en el caso de los directivos de la Unión Europea.