Todo comenzó porque Bernard Arnault confirmó el sábado que ha solicitado la nacionalidad belga. El hombre más rico de Francia ha acusado a Libération de proferir "injurias públicas" contra él y considera que su portada es "inaceptable", informó en un comunicado.
"Tras la polémica" sobre su petición de doble nacionalidad y tras haber precisado que "era y seguiría siendo residente fiscal francés", el dueño de LVMH opinó que no tiene "otra elección" que presentar una denuncia, dada "la extrema vulgaridad y la violencia del titular del rotativo", precisó. En la nota se subrayó que Bernard Arnault creó LVMH hace más de 20 años y que "siempre trabajó y pagó la totalidad de sus impuestos en Francia".
El grupo de lujo francés, que gestiona algunas de las marcas más exclusivas del país como Christian Dior, Louis Vuitton, Guerlain, Givenchy o Moët et Chandon, "ha creado más de 20.000 empleos directos en territorio francés", recordó. Solo en 2011 LVMH, "que continúa abriendo talleres" en Francia, mientras que otras empresas trasladan su producción fuera del país, contrató a más de 3.000 personas suplementarias, agregó.
A su juicio, la portada del periódico "revela un ánimo antiempresa" totalmente contrario a las necesidades de enderezamiento económico del país y de lucha contra el paro, "que no podrán triunfar sin la motivación de los empresarios privados".
El diario muestra a un sonriente Arnault con una pequeña maleta roja junto a un eslogan que los franceses conocen muy bien, pues es muy similar a una desafortunada frase pronunciada en 2008 por el expresidente francés Nicolas Sarkozy, amigo personal del dueño de LVMH.
Libération cambió solo la palabra "pobre" del famoso "¡Lárgate, pobre gilipollas!" (Casse-toi, pauvre con!"), pronunciado por Sarkozy en el Salón de la Agricultura de París a un ciudadano que se negó a darle la mano, por la palabra "rico".
Anoche, en declaraciones al canal privado TF1, el presidente francés, François Hollande, reiteró su promesa electoral de imponer temporalmente un tipo impositivo del 75 % a las rentas superiores al millón de euros y consideró una "provocación" que Arnault anunciase precisamente ahora su deseo de obtener la nacionalidad belga.