Obama el Astuto
Dejemos de lado por un momento nuestras críticas a la candidatura de Barack Obama. Falta de ideas, falta de experiencia, demagogia etc. aparte, nadie puede negar que el bebé mesiánico de Illinois está resultando ser uno de los políticos más hábiles que ha producido el Partido Demócrata en mucho tiempo. El apoyo que le acaba de conceder el actual gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, demuestra no sólo la capacidad del candidato de seguir recortando distancias con Hillary Clinton en todos los frentes, sino también su capacidad de mantenerse día sí día también en primera plana de los medios tanto americanos como internacionales.
Richardson es una figura importantísima por tres razones. Primero, porque concede a Obama el apoyo de una de las figuras demócratas con mayor peso entre el electorado hispano; algo que el senador de Illinois ha echado en falta desde el primer día. El apoyo de los hispanos a la candidatura de Hillary, además de haber dejado perplejos a muchos progres, ha sido una de las grandes razones por las que la ex primera dama ha logrado mantenerse fuerte en su pulso con Obama; la decisión de Richardson, sin embargo, hace peligrar ese apoyo tan crucial. En segundo lugar, Richardson es una figura importante entre los superdelegados, esos líderes del partido que probablemente acabarán eligiendo el vencedor de la batalla demócrata (tras haber visto Rocky I y III anoche me los imagino como los jueces de un combate de boxeo, aunque quizás más pendientes de los espectadores que de lo que sucede en el ring…). En tercer lugar, es uno de los ejemplos más claros de que las viejas alianzas políticas de la era Clinton no lo son todo en el partido Demócrata. Richardson ocupó dos puestos importantísimos bajo la presidencia de Bill (embajador a las Naciones Unidas y Secretario de Energía), y tanto el ex presidente como su mujer han intentado todo lo posible por rentabilizar aquella deuda política (hasta se cuenta que un frustrado Bill le preguntó: “¿Qué, no te basta con dos nombramientos ministeriales?”). El que Richardson les traicionara con Obama es un hecho simbólico de enorme importancia, ya que erosiona no sólo la imagen de fuerza de Hillary dentro del partido, sino la casi intocable imagen de Bill (al que algunos han empezado a comparar con… ¡McCarthy! Vivir para ver). La tendencia que todo esto demuestra es bastante clara: tras haber equilibrado la balanza con Hillary entre la base demócrata, Obama rehúsa ahora a centrarse en el populismo y ataca el ¿último? baluarte clintoniano: las altas esferas del partido.
Pero quizás lo que resulta más impresionante, como mencioné al principio, es que lo de Richardson demuestra hasta qué punto Obama sabe mantenerse en boca de todos sople el viento que sople. Del escándalo del pastor racista pasó habilísimamente, aunque con la ayuda inestimable de los medios progres, al discurso de Filadelfia (una de mis profesoras, en pleno estado orbásmico, nos comentó que el discurso le había hecho darse cuenta de que Obama es el nuevo Kennedy… probablemente no se da cuenta de la razón que tiene); de ahí, a lo de Richardson. En total, una semana entera de Obama y más Obama en todos los medios. Un ejemplo: McCain llegó a Londres hace unos días para encontrarse con que la prensa local había dedicado más espacio al discurso de Filadelfia que a su propia visita.
Digamos lo que digamos de él, Obama es un político (el en sentido más cínico de la palabra) habilísimo. La pregunta que yo me hago ahora es: ¿cuál de los candidatos demócratas es mejor político? El vencedor en este apartado probablemente sea el vencedor en todo lo demás.
PD En cuanto a lo de los años Clinton: mi comentario original se basaba sobre todo en el tema Bin Laden y en el escándalo del Chinagate. Una cosa es responsabilizar directamente a Bill Clinton del 11-S: algo que nosotros no hacemos. Otra cosa es decir (creo yo que con toda la razón del mundo) que no aceptar en su día la extradición de Bin Laden que ofrecía el gobierno sudanés fue una decisión nefasta para Estados Unidos. Como nefasta fue para los intereses del país (aunque la historia todavía tiene que demostrar hasta qué punto) la decisión de los Clinton de permitir a China hacerse con secretos militares estadounidenses a cambio de contribuciones a la campaña electoral de Bill. Y luego están los escándalos de corrupción que ya menciona detalladamente don Alberto en su última entrada. Hechos que, como poco, retratan una presidencia mucho más turbia que la versión edulcorada que venden periódicos y telediarios a ambos lados del Atlántico.
Aunque los medios según D.Jiménez han dejado el tema del PASTOR racista, la FOX incide en el tema, para mí clave. Cómo un tipo que pretende ser presidente de USA, puede pertenecer a una Iglesia (durante 20 años) con un líder espiritual que dice que el 11-S fue merecido, y que los "ricos blancos" dan drogas a los negros para someterlos?. POr qué no salió por piernas de esa Iglesia, cuando escuchaba esas cosas? La abuela al fin y al cabo, uno no la elige...
Yo creo que las primarias demócratas las gana Obama. La política no es sino el arte del engaño. Acordaros de la lectura del "principe" de Maquiavelo, que por lo menos cuando yo estudié el BUP era lectura obligatoria. Ahora bien,algún político resulta después buen gobernante, no se si a pesar del engaño o precisamente por éste, pero "el bebe mesiánico" será el remate de los USA, creo que es exactamente lo que parece, por lo menos tal y como lo sacan en teles y periódicos de España, un buñuelo de Semana Santa, muy hinchado por fuera y todo aire por dentro. Un Saludo a todos. PD ¿en las Universidades USA hay algún Republicano sea alumno o profesor?, da la sensación que en la Uni son como apestados.