La verdad es que, como estadounidense, es un placer tener una vez más un presidente capaz de pronunciar dos frases completas sin equivocarse. Escuchar a Bush II hablar durante los últimos ocho años, daba igual lo que dijera, era cuando menos doloroso.
También me alegro por mis hijas. El tema de la raza en los Estados Unidos ha causado, a lo largo de los siglos, mucho dolor a mucha gente. No quiero sugerir que Obama vaya a curar el racismo, pero toda una generación va a crecer pensando que es normal tener un presidente negro. No que es bueno o malo, simplemente que es normal y corriente. Esto sí es un gran paso adelante y un cambio importante.
Pero a aquellos que creen que Obama va a traer un cambio en la manera de enfrentarse los problemas que padece el país, siento informarles que están muy equivocados. Las varias crisis, tanto económicas como de política exterior, a las que se enfrenta la nueva administración le vienen muy bien y va a aprovecharlas, no para solucionarlas (asumiendo que podría) sino para aumentar su poder sobre la población agrandando el tamaño del gobierno –igual que hicieron las administraciones Bush II, Clinton, Bush I, Reagan, Carter, etc.
En un artículo publicado en el New York Times justo después de las elecciones en noviembre, Rahm Emanuel, el consejero (chief of staff) de Obama dijo: "nunca quieres desaprovechar una crisis; es una oportunidad de hacer cosas importantes que en otras circunstancias evitarías." Y es que, desengañémonos, para muchos políticos una crisis no es mala, sino buena.
Para entender exactamente lo que quiere decir el señor Emanuel hay que recordar que la gran tendencia política de los Estados Unidos no es ni hacia la izquierda ni hacia la derecha sino hacia la expansión imparable de la burocracia gubernamental. Según los cálculos de la Fundación Heritage, un centro de investigación en Washington DC, el gasto del gobierno central de los EE.UU. ha crecido de $628 mil milliones en 1965 a $2.7 trillones en 2006, es decir, un crecimiento del 334 por ciento y nueve veces más rápido que la renta de los contribuyentes. Cada familia, ahora, soporta un peso financiero estatal de alrededor de $23,000.
?Cómo es posible que los americanos, supuestamente dedicados a los principios de libertad individual y mercados libres hayan permitido tal expansión? Lo han hecho gracias a las crisis.
En su libro Crisis y Leviatan, el profesor Robert Higgs explica que cuando viene una crisis, sea económica o militar, los políticos aprovechan el sentimiento popular de que el gobierno tiene que "hacer algo" para aumentar su control sobre país y se reduce cualquier resistencia ideológica a la acumulación de poder en manos de los burócratas.
Cuando reina el clima de emergencia, las preguntas sobre el coste, la eficacia y las consequencias de las posibles acciones del gobierno suelen desaparecer. Y los políticos quieren que siga así. Por tanto su mantra es "!emergenica! !deprisa! !necesitamos "X" ley! no hay tiempo para discutir! confia en nosotros!" Bush lo hizo con Iraq, con el Patriot Act y con su plan de distribuir $800 mil millones para "solucionar" la crisis económica.
Claramente el señor Emanuel quiere seguir en esta línea y mantener a todos los estadounidenses en un estado de crisis para que no cuestionemos las soluciones que propone. Así, el leviatán gubernamental puede continuar su crecimiento sin interrupción.
Por un lado, la llegada de Obama a la Casa Blanca es una buena noticia para el futuro de la sociedad norteamericana, pero por otro, parece que va a continuar por el mismo camino que todas las administraciones de las últimas ocho décadas para restringir la libertad individual, engordar el gobierno aun más y debilitar el mercado libre. Eso no es un gran cambio.