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Democracia en América

La hipocresía del intervencionismo: ahora todos contra AIG

Andan los ánimos alterados por Estados Unidos con el asunto de los bonos o primas pagadas a los empleados de la compañía aseguradora estadounidense AIG. La Administración Obama y el Congreso entero -con el Demócata Barney Frank como presidente de la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes en Washington- andan como locos estos días para ver de recuperar esos millones de dólares de dichas primas. Ocurre que a AIG es una de esas compañías rescatadas hasta tres veces por el fatídico intervencionismo gubernamental iniciado por Bush y apoyado y seguido después por Obama. AIG ha ido recibiendo hasta 180.000 millones de dólares, de los cuales 165 millones han ido a parar a esos bonos a empleados.

Aunque todo esto no resulte muy popular, la realidad es que la compañía está legalmente obligada a pagar esos bonos porque en ningún lugar de las cláusulas de ayuda en el "rescate" económico gubernamental (el llamado TARP) se arbitraron esas cuestiones, ni tampoco se prohibieron esos acuerdos de primas de la empresa que siguen siendo legalmente vinculantes. En suma, que los que ahora gritan populismo en mano y se tiran de los pelos contra los empleados de AIG que reciben ese dinero, son los mismos personajillos que escribieron esos "rescates" económicos y quienes los aprobaron a toda prisa. Lo justo ahora sería buscar a los culpables políticos de todo esto que no son otros que quienes aceptaron "rescatar" a una compañía que -si hacía mal las cosas- debería haberse hundido por sí sola, tal y como exige el concepto intrínseco del verdadero libre mercado.

Obama anda nervioso con su paulatina caída de popularidad en las encuestas -cada vez más visible- y este asunto de los bonos le viene de perlas para despistar la atención y presentarse como el amigo del ciudadano y el enemigo de los ricos. Por eso, desde la presidencia y el populismo político sobre este tema -incluido también el del Partido Demócrata y el de parte del Partido Republicano que sigue algo en las nubes- se insiste ahora en sacar a la luz esos bonos y esos 165 millones de dólares. Lo que no se cuenta demasiado o lo que se silencia casi en absoluto es que esos infames "rescates" a AIG y esa nefasta práctica de intervencionismos económicos que aquí ya criticamos en su día incluyeron también, de rebote, el pago de dinero de los contribuyentes norteamericanos a varias importantes instituciones europeas que tenían transacciones con AIG. De este modo, más de 90.000 millones de dólares fueron pagados desde el pasado septiembre a varios bancos (Deutsche Bank, Societe Generale, Goldman Sachs y otros) cuando AIG estuvo a punto de quebrar.

Compare el lector esos 90.000 millones de dólares enviados con los miserables 165 millones de los bonos. Pero la cosa es más grave aún porque a pesar de toda la ayuda recibida por AIG del Gobierno Federal, la aseguradora está peor que nunca, cercana a la quiebra y ávida de más dinero público. La lección, a fin de cuentas, es clara y aunque quede muy bien ante el votante medio eso de hacer frente a los "bonos millonarios", lo cierto es que los creadores del problema son precisamente quienes apoyaron en primer lugar ese intervencionismo desde el inicio: justo los que más gritan y protestan ahora, con Obama de portavoz y animador a la vez. Por si eso fuera poco, ya se ha encargado personalmente de que hasta el fiscal de Nueva York, otro Demócrata llamado Andrew Cuomo, le pida a AIG cuentas e información sobre los beneficiarios de esos bonos y le exija al consejero delegado de AIG todos los documentos. Le ha dado unas horas de plazo....

Bien mirado, sabíamos y sabemos que pocas cosas buenas se derivan de cuando el Gobierno se mete en el sector privado, sobre todo cuando -como en este caso- se obvia hipócritamente el masivo gasto gubernamental en mil programas inútiles y el creciente déficit al que Estados Unidos hace frente. Lo de los bonos palidece ante todo esto.

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