Ríanse de todo lo que tenía que conseguir Hillary Clinton con su discurso en la convención Demócrata. Sarah Palin tenía anoche ante sí un desafío que hacía que lo de Hillary pareciera un mero trámite. Y lo pasó con nota. Debía presentarse ante la nación, y lo hizo. Debía responder a las críticas que le han hecho desde los medios progres, y lo hizo. Debía convencer de que lo que le falta en experiencia lo suple con principios y con afán reformista, y lo hizo. Debía enviar el mensaje a las bases republicanas de que es uno de los suyos, y lo hizo. Debía demostrar que puede ser un verdadero perro de presa contra los Demócratas, y lo hizo. Vaya si lo hizo.
Más que nada, Sarah Palin tenía que demostrar anoche que tiene la talla política para convertirse en la próxima vicepresidenta de los Estados Unidos y en la primera mujer que ocupa dicha posición. Y lo demostró más allá de toda duda. Lo que nos mostrábamos escépticos hace escasos días con la elección de McCain, pensando que era una buena treta a corto plazo pero una incógnita a la larga, nos hemos encontrado con que Sarah Palin es una política excepcional. A partir del discurso de ayer, podremos estar más o menos de acuerdo con las creencias y convicciones de Palin, pero lo que nadie podrá negar es la talla política de la que algunos ya están llamando la Margaret Thatcher estadounidense.
De paso, el éxito de ayer de "Sarah Barracuda" demostró el enorme error estratégico de los Demócratas durante esta última semana. Habiéndoles roto todos los esquemas la elección de la gobernadora de Alaska como segunda de los Republicanos, se lanzaron a la exterminación de la candidata con cualquier argumento que pudieran encontrar. Justo el día en que McCain la presentó como su candidata a vice cené con unos amigos de la universidad, todos fervorosos obamitas. Las críticas se sucedieron, apresuradas e histéricas: "¡Pero si no tiene más experiencia que 20 meses como gobernadora y unos años como alcaldesa de una pequeña ciudad!" "¡Pero si no encaja para nada en el perfil de las mujeres que votaron a Hillary!" "¡Pero si no es más que una reacción histérica de McCain al éxito del discurso de Obama de anoche!" "¡Pero si una madre de cinco hijos no tiene tiempo para ser vicepresidenta!"; críticas que todos los comentaristas políticos de las CNN, MSNBC, New York Times, LA Times etc estaban realizando en aquel mismo instante. Luego vino lo verdaderamente esperpéntico: los motes machistas como "Trophy Vice" y la caricaturización de Palin como una paleta de pueblo de las que aparecen en el show de Jerry Springer, incluyendo rumores de que su hijo era en realidad su nieto (se nota de qué lado están las lumbreras de Hollywood...). Y por fin, cuando se anunció que la hija de Palin, de 17 años, está embarazada, lo verdaderamente ridículo: los comediantes, liderados por Letterman y Leno, riéndose de una adolescente que se ha quedado embarazada y en vez de abortar quiere casarse con el padre y tener al hijo. Y los comentaristas políticos, siguiéndoles el juego, criticando el comportamiento de la niña y de la madre.
La estrategia Demócrata (ríanse de la "Republican attack machine" que tanto critican los izquierdistas), por improvisada y esperpéntica que fuera, habría funcionado en caso de que Palin hubiera fracasado ayer. Un discurso tibio y automatizado, una muestra de nerviosismo ante los ojos de la nación entera, habría confirmado la caricatura cruel que en tres días han creado los Demócratas de la gobernadora de Alaska. Pero cuando Sarah Palin se reveló como La Excepcional Sarah Palin, los Demócratas quedaron en el descrédito más absoluto. Ante los que la caricaturizan por ser una mujer normal de un pueblo pequeño, Palin respondió que Estados Unidos está compuesto por gente normal como ella que está harta de que los ricos californianos y neoyorquinos se rían de ellos. Ante los que decían que su experiencia como alcaldesa era insuficiente para aspirar a la vicepresidencia, Palin respondió que una alcaldesa tiene muchas más responsabilidades que un "community organizer," que es lo que fue Obama y de lo que más habla en sus discursos (casi se podía oír el "Oh dammmmmmn, it’s on now!"). Ante los que han criticado a su familia, Palin dijo que son como todas las familias normales, con sus momentos buenos y malos, con sus éxitos y sus crisis, pero que comparten unas creencias muy sólidas y se apoyan entre ellos para superar cualquier adversidad. Y ante los que decían que ella no encaja el perfil de las votantes de Hillary, Palin dejó claro que su principal propósito no es atraerlas sino animar a las bases republicanas y reforzar la imagen de reformista de McCain. Algo que hizo de sobra anoche. Resultado: Palin enamora a su partido, queda como una mujer normal con la que la gente puede simpatizar al mismo tiempo que la admira, y los Demócratas quedan como un hatajo de frívolos histéricos.
El que su discurso estuviera escrito en su mayor parte por el mismo que se los escribe a Bush resta algo de fuerza al éxito de Palin; y todavía quedan los debates televisados, además de dos meses de campaña en que puede suceder lo que sea. Pero con su elegancia, carisma, fuerza y aire de que las críticas frívolas, injustas y crueles de la izquierda le resbalan, Sarah Palin ha logrado un debut espectacular en la vida política norteamericana. De paso, ha dejado en ridículo a los Demócratas y ha demostrado que puede arrasar a Biden (hombre sin carisma donde los haya). Y nos ha demostrado, una vez más, que nos encontramos ante las elecciones más interesantes que se recuerdan.