Nos contaron hasta la náusea que la Administración Obama iba a ser la del pueblo, la que iba a restaurar los auténticos valores norteamericanos; la que iba a devolver al país la supuesta decencia perdida durante la Administración Bush; la que acabaría así con los corruptos Republicanos, los radicales conservadores y los fascistas neocons. Y pese a tanta demagogia, esta misma semana pasada hemos comprobado de primera mano el sectarismo liberal-socialista de la cuadrilla de Obama. Por un lado, el ministro de justicia -Eric Holder- ha afirmado que, en lo que toca a temas raciales, Estados Unidos es esencialmente un país de "cobardes". Por otro lado, el portavoz de la Casa Blanca -Robert Gibbs- ha protestado reiteradamente por las opiniones de un reportero de una cadena de televisión respecto al plan de "estímulo económico" de Obama.
En el primer caso, el del ministro de justicia Holder, estamos hablando del primer hombre negro en su puesto en la historia de Estados Unidos. Su ataque a la supuesta cobardía del pueblo norteamericano se lanzó usando su puesto oficial y en un impropio discurso manipulando el tema racial (otra vez, la Administración Obama explotando el viejo truco de la raza…). El ministro que afirma esto, el tal Eric Holder, es el mismo que hace una década se postró ante Bill Clinton como segundón en el Ministerio de Justicia de la ínclita Janet Reno para aceptar y dar luz verde al perdón de un estafador de primera clase llamado Marc Rich.
Todo esto, además, aparece justo la misma semana en que los activistas negros Al Sharpton, Jesse Jackson y otros oportunistas de la política barata de la raza han montado en Estados Unidos un escándalo a raíz de un chiste gráfico aparecido en el diario The New York Post (el otro diario neoyorquino opuesto ideológicamente a la progresía del The New York Times). Como esta misma semana la policía de Connecticut había tenido que matar de un disparo a un chimpancé por desfigurarle la cara y el cuerpo a una transeúnte, el The New York Post presentaba cómicamente a esos policías tras matar al chimpancé y comentando: "Tendrán que encontrar a alguien más para escribir el próximo paquete económico". El intento del chiste no era otro que reírse del paquete económico recién aprobado por el Congreso, escrito casi íntegramente por la oficina de Nancy Pelosi y los congresistas Demócratas. A las pocas horas de aparecer el chiste con el chimpancé, ya estaban los oportunistas de siempre atacando al periódico y a la viñeta por "racista".
Aprovechamos aquí para aclarar que aunque varias agencias de noticias en España, como Europa Press y otros medios, se empeñan en decir que el The New York Post se disculpó por la viñeta cómica, tal cosa resulta incierta como muestra el editorial del mismo periódico. La disculpa es para quienes se sintieron molestos al pensar que el chiste iba referido a Obama cuando no era ni el caso ni el intento, pero no porque la viñeta tuviera tintes racistas. Aun así, el editorial no se disculpa expresamente ante los oportunistas que quieren hacer de esto un problema racial. Los que se sintieron molestos con el chiste son los Sharpton, los Jackson, los sectarios del NAACP y la turba de progres políticamente correctos que -contra lo que Martin Luther King, Jr. pidió- ven el mundo sólo con colores de raza, con idiosincrasias de género o con envidias de clase económica…
Cada vez está más clara la manipulación que del tema racial llevan a cabo estos compinches de Obama, los mismos que luego piden que todos hablemos más de la raza, como exigía el ministro Holder… Esta misma semana también, cuando cuatro gobernadores Republicanos de los estados de Texas, Mississippi, Carolina del Sur y Louisiana han expresado sus dudas sobre la conveniencia de aceptar el traspaso de dotaciones económicas del "estímulo" económico, hemos visto al congresista Demócrata negro James Clyburn atacar a dichos gobernadores (todos blancos y conservadores) de no querer aceptar ese dinero para perjudicar a la población negra de sus estados. No cabe mayor hipocresía, ni mayor manipulación de la cuestión racial. Porque basta que aquí uno se oponga a los obsoletos programas de "Acción Afirmativa" o que defienda la igualdad de oportunidades al margen de género, raza o clase… para que la progresía le acuse de racista, de homófobo o de capitalista. ¿Dónde estaban todos estos farsantes el pasado marzo cuando un articulista de la progresía californiana calificaba en el LA Times a Obama de "negro mágico" y alegaba que no era lo suficientemente negro…?
El segundo caso mencionado más arriba, el de las opiniones de un reportero de televisión criticadas por el portavoz presidencial merece también un comentario. Al margen de que este hecho confirma lo alejada que está la Administración Obama del esencial respeto al constitucional derecho de opinión y a la libertad de prensa, el asunto partió del plan de rescate hipotecario lanzado por Obama esta semana pasada consistente en que millones de familias norteamericanas que han estado pagando puntualmente su hipoteca y organizando bien su presupuesto tienen ahora que pagar por todos los que no pueden cumplir con su hipoteca. Esto es como lo de tener derecho a que el esfuerzo sea valor que les contaba ayer aquí muy acertadamente nuestro John Wilkes. Al hilo de esto, tan descarado abuso de la ciudadanía llevó a que el pasado jueves el reportero económico Rick Santelli hablara claro mientras retransmitía desde el Chicago Board of Trade para el canal económico CNBC. Como verán en este interesante vídeo, Santelli cuestionaba en directo abiertamente las decisiones económicas de Obama, especialmente el plan de rescate hipotecario.
Van siendo ya muchos quienes, incluso en medios de comunicación favorables al nuevo Presidente, se están dando cuenta del timo de la estampita hacia el colectivismo que representa la nueva Administración Obama. Esta pasada semana en Mesa (Arizona) el propio Presidente Obama fue abucheado con pancartas por más de medio millar de personas cuando vino a anunciar su plan hipotecario en un instituto local. Para que no oyera los abucheos ni viera las pancartas, lo colaron por otra entrada a fin de esquivar a los manifestantes. Oscar al mejor actor: Barack Obama. De esto, claro está, y excepto en algunos casos, no les contarán nada en la gran mayoría de los medios o lo silenciaran o contarán a su manera porque no interesa empañar la imagen prístina del nuevo Franklin Delano Obama. Lo dicho: en Obamalandia todo parece ir ya contra lo que es la tradicional defensa estadounidense de los valores de libertad de expresión y de responsabilidad individual. Obama tiene ahora por delante el intentar aprobar los nuevos presupuestos generales y mientras se gasta lo que no tiene… promete recortar el déficit a la mitad… Y los que le llevan la contraria son racistas o malos ciudadanos o cobardes.
Mr. President, a usted sí que hay que decirle lo de "good night and good luck…"