¡Bienvenidos! Iniciamos esta andadura en Libertad Digital para contarles desde EEUU cómo vemos las elecciones norteamericanas. En las próximas semanas, y si no se nos aburren, David Jiménez Torres, Pablo Kleinman y un servidor tendremos el gusto de comentar –cada uno a su manera y sin que eso implique que pensemos igual– cómo vemos estas elecciones primarias y generales que llevarán al voto de noviembre y pondrán a un nuevo presidente en la Casa Blanca.
Estamos ante las elecciones más interesantes y reñidas en los últimos años de la historia electoral de EEUU. Como nación joven que cuenta con la democracia más antigua y más consolidada en el planeta, estas elecciones para la presidencia de EEUU ayudan a entender mejor cómo funciona la democracia representativa en este país y lo mucho que Occidente necesita aprender de la tradición democrática norteamericana.
Quienes hacemos este blog les iremos contando a nuestro modo, y desde distintas visiones, las cosas que más nos interesan de estas elecciones. Y todo, claro, para crear un intercambio de ideas con los lectores de LD y con quienes se acerquen a este blog. Tengo para mí que estas elecciones norteamericanas apuntan a las claras a dos modos de entender lo que es EEUU y el papel en el mundo que este país habrá de jugar en el siglo XXI.
Y pues como de libertad se trata aquí a la hora de decir y de escribir, uno no tiene tampoco empacho alguno en afirmar su convicción de que el Partido Demócrata está en medio de una peligrosa crisis de identidad, en medio de un ir y venir entre dos candidatos que ahora mismo andan a la gresca para ver cuál resulta más progre, cuál se ofrece a hablar más con cuantos tiranos haga falta y cuál desprecia más a los republicanos y al pensamiento conservador norteamericano. Esa y no otra es la contraseña de estas elecciones. Y esto es lo que aquí nos jugamos.
La idea del “cambio” que repiten hasta la saciedad y la suciedad Barack Obama y Hillary Clinton se apoya en la creencia de que EEUU es un país dirigido por una administración maligna –la de Bush (como si Bush se presentara a las elecciones...)– que debe ser eliminada. Es la idea de que EEUU es la personificación del mal si tiene a un Republicano como presidente. Es la idea de que EEUU ha fallado al mundo bajo Bush. Y, como guinda, en ese circo ha hecho ya su gran entrada el trapecista mesiánico Obama, aventado por la desesperada esposa de Bill Clinton... a ver si entre novedades de género y raza pueden convencer a los norteamericanos de que es hora del cambio…
Para lograrlo, la tropa Demócrata cuenta con gran parte de los medios de comunicación, con el New York Times a la cabeza, con los artistas que ayer hicieron una ridícula gala política en Hollywood, y con toda la maquinaria progresista que vende humo ante la realidad y quiere convencer al ciudadano medio de que la vil derecha les llevará al fracaso y a la ruina. Todo esto les sonará familiar a muchos españoles. Por eso importa seguir todo de cerca. ¡Bienvenidos!