Estados Unidos está viviendo una pequeña revolución durante los últimos meses. De esas que la izquierda dice que le gustan, de abajo a arriba, solo que como en este caso está dirigida en su contra ya no les hace tanta gracia. Son padres preocupados por lo que enseñan a sus hijos en colegios e institutos. La ideología posmoderna, la ideología woke, lleva años infiltrándose en las aulas, pero ha sido sólo ahora, gracias a los meses de educación a distancia debido al covid, cuando los padres se han enterado de que a sus hijos les enseñan que son machistas y racistas por el mero hecho de haber nacido niños y blancos. Y se han rebelado.
Las antaño aburridas y vacías reuniones de los consejos escolares ahora se han convertido en una batalla entre los padres y los consejeros, elegidos democráticamente en elecciones a las que se suelen presenta pocos y pocos se preocupan por votar. La extrema izquierda lo ha aprovechado para colocar a sus peones en la educación e imponer su ideología a los niños. Pero padres preocupados, de derechas y de izquierda moderada, han empezado a protestar y, donde han existido la oportunidad, se han presentado a las elecciones y son ahora los consejeros, dedicados a desmantelar la infiltración ideológica radical.
Al ver su estrategia en peligro, la izquierdista National School Boards Association pidió protección al presidente Biden ante unas "amenazas" y "actos de violencia" que no detallaba y por su temor ante la "seguridad" de sus consejeros, calificándolo como "una forma de terrorismo". Menos de una semana después, el fiscal general de los Estados Unidos, Merrick Garland, obedeció y ordenó al FBI que se pusiera a trabajar contra las amenazas e intimidaciones contra profesores y consejeros. De nuevo, sin citar un solo ejemplo.
El ejemplo lo pusieron los medios de mucho progreso, que adornaron sus noticias sobre este asunto con la fotografía de un padre de raza blanca siendo detenido, con su camiseta levantada y sus carnes fofas al aire. Dado que ni la NSBA ni el Gobierno de Biden había dado ningún ejemplo de las "amenazas" ni de la "violencia" de ningún padre defendiendo a sus hijos, este hombre detenido el 22 de junio por resistencia a la autoridad se convirtió en el símbolo de ese "terrorismo doméstico" del que decían sentirse intimidados los extremistas que controlan los consejos escolares.
La violación y el encubrimiento
Pero el escándalo llegó cuando The Daily Wire, un medio conservador dirigido por Ben Shaphiro, se tomó la molestia de localizar y entrevistar al padre en cuestión para saber cuál era su historia real, comprobando con los registros del colegio y la policía local su veracidad. Y su historia es sencilla: como tantos padres en aquella reunión, había acudido a oponerse a la política aprobada por el consejo escolar del condado de Loudoun, en Virginia, de permitir a los niños y adolescentes ir al baño o vestuario que se correspondiese con su percepción de su género. Una política que había permitido que un adolescente con falda autodeclarado como "género fluido" violase analmente a su hija de quince años en el baño de chicas poco menos de un mes antes.
Poco antes del arresto, en esa misma reunión, uno de los miembros del consejo escolar, Beth Barts –que ha dimitido esta semana después de que un juez abriera la puerta a su destitución–, había dicho que "los estudiantes no corrían peligro" y preguntó al superintendente, Scott Ziegler, si habían tenido lugar asaltos sexuales en vestuarios o baños, a lo que Ziegler respondió que no había habido ninguno. "Creo que es importante mantener la perspectiva con esto. Lo hemos escuchado de varias de las personas que han intervenido esta noche, pero el estudiante transgénero depredador simplemente no existe", concluyó. Según Newsweek, el violador ha cometido otro asalto sexual en otro colegio cinco meses después.
En la reunión del consejo escolar en la que tuvo lugar el arresto, se votaba si se ordenaba a los profesores a referirse a los estudiantes por el pronombre que ellos escogieran, después de que un profesor de primaria se negara a hacerlo y fuera sancionado sin empleo, pero con sueldo. Tras varias intervenciones del público a favor de la propuesta, el consejo escolar cerró las intervenciones después de que hablara el primero, y a la postre único, que se posicionó en contra de la medida y en general de todas las medidas que estaba adoptando el consejo, como la de los baños. Los asistentes entonces cantaron el himno nacional en protesta y la policía declaró la reunión como "asamblea ilegal".
Fue en esos momentos cuando una asistente a la reunión, uniformada con una camiseta con un corazón multicolor, insultó a Scott Smith y le dijo que no creía que su hija dijera la verdad sobre su violación. Hermana, yo sí te creo, a no ser que me suponga un inconveniente ideológico. El padre la contestó airadamente, llamándola "zorra" y entonces la policía lo detuvo y se lo llevó. La fiscal, Buta Biberaj, ha decidido presentar cargos contra él, pese a que su campaña y su desempeño en el cargo se ha basado en no procesar a nadie por faltas o delitos menores y, en general, pedir condenas cortas. De hecho, se enfrenta ella misma a un proceso de destitución iniciado por una asociación que la acusa de ser responsable del aumento de la delincuencia por su permisividad.
Por el momento, no parece que la amenaza de que el FBI actúe contra ellos haya tenido ningún efecto sobre esta revolución de los padres. No obstante, no es la primera vez que los demócratas emplean las herramientas a disposición del Gobierno federal para ahogar un movimiento popular en su contra. El Tea Party redujo mucho su empuje después de que el Gobierno de Obama abusara de la Agencia Tributaria para destruir sus organizaciones. Trump fue, en parte, una reacción a esos abusos de poder. Quien sabe si no volverá a serlo en 2024.