Colon llego a América en 1492. La conquista se realizó a lo largo de varios siglos y con la ayuda la ayuda de muchas tribus indias sometidas a otras tribus más poderosas. Que los españoles no exterminaron a los indios, sino que se mezclaron con ellos, es una realidad indiscutible que demuestra el mestizaje. No hay ni siquiera que viajar a Hispanoamérica para comprobarlo, basta con montar en metro en Madrid o pasearse por la calle. EEUU no puede decir lo mismo.
La semana pasada, el presidente de EEUU, Joe Biden, tuvo el despropósito de criticar las "atrocidades cometidas por los exploradores europeos" realizadas en el descubrimiento de América.
"Para los nativos americanos, la exploración occidental marcó el comienzo de una ola de devastación, protagonizada por la violencia perpetrada contra las comunidades nativas, el desplazamiento y robo de tierras tribales, y la introducción y propagación de enfermedades, entre otras muchas cosas". Este reportaje, realizado en reservas de Estados Unidos con declaraciones de los propios indios, demuestra que las atrocidades de las que habla las cometieron, sobre todo, los ingleses, que arrasaron las tribus de Norteamérica y después los encerraron en guetos.
Reservas indias
Cuando entras en una reserva india en EEUU tienes la impresión de que has cambiado de país, y en lugar de estar en un rico país occidental te encuentras en un poblado miserable. En pleno siglo XXI, Estados Unidos mantiene encerrados a los nativos que sobrevivieron al exterminio indio perpetrado por los angloamericanos en el siglo XIX.
La civilización nativa americana vive ahora confinada en vastas extensiones de desierto. Las reservas tiene un autogobierno elegido por votación encabezado por un jefe y dictan sus propias leyes. No pagan impuestos, la mayor parte de las casas - prefabricadas – pertenecen al Gobierno y viven fundamentalmente de la ganadería y los pequeños negocios familiares y las subvenciones.
La cantidad de dinero que recibe cada tribu va en función a la cantidad de sangre india que discurra por sus venas. Hasta un octavo de sangre india se puede recibir un indemnización.
La reserva más grande es la de los navajos, ya que de cada 10 indios de Norteamérica, 7 son navajos.
Al norte de Arizona, haciendo frontera con Nuevo México, se pierden miles de kilómetros de desierto: es la Nación Navaja, en cuyo terreno se asienta a su vez una reserva de indios Hopi. En el centro de la reserva se encuentra el Cañón de Chelly, el único lugar con agua y árboles de la reserva. Los navajos han vivido siempre allí, donde se establecieron de forma sedentaria hasta que fueron expulsados por los colonizadores americanos en 1864 y conducidos andando a un campo de concentración – Long Walk – a cientos de kilómetros. El pueblo navajo no olvida los miles de muertos en el camino, en pleno invierto, hacia Fort Summer, en Nuevo México. Cuatro años después, en 1868, se firmó la paz y los navajos pudieron retornar a su hogar.
Guetos
"No estamos contentos, las reservas son guetos, pero eso es lo que tenemos", dice Johnny S., miembro de la tribu de los Cherokees que trabaja como guía en el Parque Nacional de Mesa Verde, al sur del Estado de Colorado. El padre de Johnny es el jefe del clan de los Osos y su madre, también cherokee, es miembro del Ejército. "De pequeño yo no viví el racismo porque en el Ejército hay mucha mezcla de razas, sin embargo, al llegar aquí, al suroeste de América sí lo he observado", dice Johnny. "Aquí no hay negros ni hispanos y los nativos se han convertido en el objetivo del racismo de los ‘anglos’", que es como denominan los indios a los americanos blancos.
Johnny cuenta que, además de haber confinado a los indios en reservas, ahora los anglos están intentando quitar esas tierras a los nativos porque han aparecido minerales de valor. "Los anglos han desplazado a los nativos hacia unas tierras desconocidas y lejos de su lugar de origen", declara.
El lado positivo de las reservas, que se puede sacar un negocio propio para independizarse de los americanos blancos. Johnny no puede ocultar su rabia y frustración ante el agravio sufrido por los suyos. "Ahora hay muchos anglos que quieren formar parte de la cultura nativa. Dicen que tiene sangre india en sus venas y tonterías por el estilo sólo para quitarse el sentido de culpabilidad", asegura.
El cherokee critica que los americanos utilicen sus nombres para sus equipos de fútbol y lo considera un insulto para ellos. "En Washington hay un equipo que se llama Red Skin – piel roja - , que recuerda cuando los anglos utilizaban la piel de los indios como trofeo durante la guerra".
Richard, un indio apache que vive en la reserva de Nuevo México, de profesión camionero, cuenta que la imposición de la las costumbres inglesas fue fundamental para acabar con la cultura india. "Al quitarnos nuestra lengua, cortarnos el pelo y obligarnos a adoptar su indumentaria nos quitaron nuestra cultura".
Esta indio apache considera que los españoles eran "amigos de los indios". "Los españoles nos trajeron los caballos, la patata, las ovejas y las vacas y con ellos no hubo conflicto", dice. Reivindica su tierra sin asomo de rencor , aunque reconoce que su cultura se ha perdido bajo la influencia de los anglos.
"La comida de los blancos nos ha hecho engordar y cambiar nuestras costumbres. Nosotros no reparamos nunca en las horas el tiempo. Cuando llegaron los americanos a matarnos, siempre estábamos durmiendo", bromea.
Entre los americanos, los indios tiene fama de vagos, borrachos y ladrones. Pero si tu coche te deja tirado en medio del desierto de una reserva de indios navajos, toda la tribu va a ofrecerte su ayuda, su casa, su agua, su comida y su teléfono. Algo impensable en las carreteras del hombre blanco americano, ejemplo de la civilización.
(Reportaje realizado en 1999 en las reservas indias de Arizona y Nuevo México).