Los terroristas talibán han anunciado este domingo que todo el país se encuentra ya bajo su control y han llegado a la capital, Kabul. Según han confirmado fuentes oficiales y testigos al diario estadounidense The Washington Post, los talibán han comenzado a tomar posiciones este domingo a las afueras de la capital, aunque su cúpula ha dado orden a los combatientes de que se abstengan de entrar por la fuerza.
"Todas las partes del país han quedado bajo el control del Emirato Islámico", de acuerdo con un comunicado publicado por su portavoz habitual, Zabihulá Muyahid, en su cuenta de Twitter, usando la denominación empleada por el grupo.
No obstante, "ordenan a todas sus fuerzas que se coloquen a las puertas de Kabul y que no intenten entrar en la ciudad" para evitar un derramamiento de sangre mientras se desarrolla un proceso de negociación para tomar la ciudad de manera incruenta.
A la espera de la evacuación estadounidense
"Dado que la capital, Kabul, es una ciudad grande y densamente poblada, los muyahidines del Emirato Islámico no tienen la intención de entrar en la ciudad por la fuerza, sino de entrar pacíficamente en Kabul. Se están celebrando negociaciones para garantizar que el proceso de transición se complete de forma segura", explica la nota.
Fuentes oficiales estadounidenses bajo condición de anonimato informaran al New York Times de que el enviado especial de Estados Unidos para Afganistán, Zalmay Khalilzad, ha pedido a los talibán que no entren en la capital hasta que Estados Unidos concluya las evacuaciones.
Los talibanes han llegado a las afueras de Kabul, donde el Gobierno afgano reconoció que se produjeron enfrentamientos. "En varias áreas remotas de Kabul se han escuchado disparos. Las fuerzas de seguridad del país, en coordinación con los socios internacionales, controlan la situación de seguridad en Kabul", aseguró en Twitter la oficina del Palacio Presidencial afgano.
La situación es de pánico en la capital, con las autoridades afganas pidiendo a todos los funcionarios que abandonen sus puestos de trabajo y vayan a sus hogares, mientras cierran tiendas y bancos, con el tráfico paralizado por grandes atascos.
Mientras, los terroristas talibán insisten en que "se están llevando a cabo negociaciones para garantizar que el proceso de transición se complete de manera segura, sin comprometer la vida, la propiedad y el honor de nadie, y sin comprometer la vida de los kabulíes".
Insisten en que el control de la seguridad en Kabul sigue recayendo "en el otro bando", y recordaron a la población que no tienen "intención de vengarse de nadie", incluidos los que sirvieron en el Ejército, la Policía o en la Administración: "Están perdonados y a salvo, nadie será objeto de represalias". "Todos deben permanecer en su propio país, en su propio hogar, y no intentar salir del país", afirman.
El acecho de los talibanes había aumentado la presión para tratar de encontrar una salida de urgencia de parte de la población ante la probable caída de la ciudad, un temor que se cierne sobre funcionarios públicos, académicos, periodistas y, sobre todo, entre aquellos que han trabajado con alguno de los países que enviaron tropas a Afganistán para combatir a los terroristas.
El Gobierno estadounidense dijo a principios de este mes que ya tramitaba unas 20.000 solicitudes de visado de afganos que ayudaron a sus soldados junto a sus familiares, al menos 50.000 personas más.
Este fin de semana se espera que lleguen a Kabul una mayoría de los 4.000 militares estadounidenses que el Pentágono ha decidido enviar a la capital afgana para la evacuación de la mayor parte del personal de la embajada de EEUU y de ciudadanos afganos.
Otros países como Canadá, Alemania, Reino Unido o España también han anunciado la próxima evacuación de parte del personal de sus embajadas y de otros ciudadanos afganos con sus familias que trabajaron codo con codo con ellos durante estas dos décadas.