No saltó la sorpresa y por lo que parece, en los debates electorales Joe Biden no ha conseguido hacerle cambiar de opinión. Y es que Donald Trump votó por Donald Trump. Él mismo fue el encargado de decirlo con su habitual tono sarcástico tras depositar su voto en una biblioteca de West Palm Beach en Florida: "he votado por un tipo llamado Donald Trump".
Un voto que depositó por anticipado ya que las elecciones como casi todo el mundo sabe, son el primer martes después del primer lunes de noviembre, en este caso el día 3 del próximo mes. Para ello aún quedan algo más de dos semanas, plazo en el que miles de norteamericanos están aprovechando para votar por correo.
De sobra es conocida la posición del magnate ante este sistema, y de nuevo se ha vuelto a manifestar al respecto: "Ha sido un voto muy seguro, (el mío) mucho más seguro que cuando envías una papeleta. Puedo decirte eso. Todo fue perfecto, muy estricto, según las reglas. Cuando envías papeleta... no puede ser tan seguro como votar en persona".
Campaña en Florida
El voto de Trump es uno más de los actos de campaña en el decisivo estado de Florida, uno de los más poblados de todo Estados Unidos, y que se antoja estratégico, debido a que es uno de los que más delegados elige, un total de 29.
En sus mítines de nuevo la diana de sus dardos, fue obviamente, su contrincante, Joe Biden, al que ha acusado, entre otras lindezas, de ser el candidato de China. El republicano aprieta el acelerador porque las encuestas siguen de momento pintando bastos para el partido del elefante.
Encuestas
Sin embargo parece que esos esfuerzos de última hora parecen estar surtiendo efecto, al menos según se va reflejando en las encuestas. En Florida, el demócrata Joe Biden reduce su distancia de cinco a tres puntos en apenas dos semanas. En Pensilvania, es ligeramente más amplia, seis puntos, un margen mínimo según la demoscopia para asegurar que el ticket Biden-Harris se haga con los votos del estado.
Lo mismo ocurre en los estados del Medio Oeste, en el suroeste y en el este del país, donde la ventaja demócrata llega hasta ocho puntos y que los analistas creen insuficiente para decantar la victoria del lado del exvicepresidente. En lo que también coinciden es en que serán los estados clave para inclinar el triunfo de un bando u otro.
El único bastión que siguen manteniendo, de momento, los republicanos es Texas. El estado fetiche por excelencia del conservadurismo norteamericano vuelve a inclinarse por su candidato, según la media de encuestas superando en dos puntos a sus oponentes.
Participación histórica
Lo que sí parece que es una "X" que ya se puede despejar es que la participación va a ser histórica y masiva. De momento, ya han votado de manera anticipada más de 50 millones de ciudadanos lo que supone un 35%.
En ese dato mucho tiene que ver la crisis del SARS COV 2 que ha impulsado el voto por correo de una manera exponencial. Como ejemplo paradigmático se puede poner a Texas donde ya ha participado el 70% de los que acudieron a las urnas hace ahora cuatro años. Si el ritmo de participación continúa podrían batirse todos los récords.
Y es que después de varias campañas que se pueden calificar de "normales", en esta ocasión el contexto socio-político ha condicionado decisivamente todo el proceso. Primero por la pandemia de la covid y después por los conflictos raciales acaecidos tras la muerte de George Floyd.
También será decisivo el voto hispano, cada vez más influyente y numeroso, que podría inclinar la balanza el martes 3 de noviembre. Mientras tanto, los candidatos apuran estas últimas jornadas para tratar de convencer a la población quién debe ser el inquilino del despacho oval y el comandante en jefe de la mayor potencia política del mundo.