El presidente estadounidense, Donald Trump, ha anunciado que nominará formalmente a la juez Amy Coney Barrett como candidata a ocupar la vacante en el Tribunal Supremo dejada por el fallecimiento de la juez progresista Ruth Bader Ginsburg, lo que abre el proceso de ratificación en el Senado estadounidense, a pocas semanas de las elecciones del 3 de noviembre.
El mandatario estadounidense ha subrayado que Barret es una mujer con una inteligencia "imponente" y una "lealtad inquebrantable a la Constitución", además de resaltar la importancia que tiene esta nominación para un presidente de Estados Unidos.
Bien si lo hace Obama, mal si lo hace Trump
El anuncio ha sido criticado rápidamente por el candidato demócrata a la Casa Blanca y exvicepresidente, Joe Biden, que ha destacado que Amy Coney Barrett se mostró en desacuerdo con el Tribunal Supremo en relación a mantener la llamada Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible, más conocida como Obamacare.
"Los ciudadanos estadounidenses saben que las decisiones del Tribunal Supremo afectan a su vida diaria. La Constitución de Estados Unidos fue diseñada para dar a los votantes una oportunidad de hacer que su voz sea escuchada por el Tribunal. Ese momento es ahora y su voz debe de ser escuchada. El Senado no debe actuar sobre esta vacante hasta que los estadounidenses hayan elegido a su próximo presidente y al próximo Congreso", ha sostenido el Biden en un comunicado, olvidando que siendo el vicepresidente Obama también nominó a un juez para la misma Corte Suprema en el último año de su mandato. En aquella ocasión el Senado, de mayoría republicana entonces, bloqueó el nombramiento entre las quejas de los demócratas.
El proceso de ratificación depende ahora del Senado, donde el Partido Republicano sigue contando con la mayoría suficiente para aprobar el nombramiento a pesar del rechazo manifestado ya públicamente por senadoras como Susan Collins y Lisa Murkowski, ambas republicanas.
Católica, conservadora y antiabortista
Barret, de 48 años, es una juez federal nacida en Indiana y conocida por sus opiniones católicas, conservadoras y antiabortistas. Su elección apuntalaría durante décadas una clara mayoría conservadora en el Supremo, órgano clave por su capacidad para interpretar leyes y derechos fundamentales. Los miembros del Supremo son cargos vitalicios.
Trump nombró jueza del 7º Circuito del Apelaciones con sede en Chicago a Barrett hace apenas tres años. Antes, fue durante 15 años profesora de Derecho en la Universidad de Notre Dame y ejerció como ayudante del juez el Supremo Antonin Scalia, de gran prestigio entre los conservadores.
Barret tiene posiciones conservadoras en cuestiones como el aborto o la política de seguros sanitarios. De ser elegida, será la integrante del Supremo más joven. De ser nombrada, se uniría a Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh como la tercera jueza del Supremo nombrada por Donald Trump en su primer mandato.