El Centro de Control de Envenenamientos de Nueva York recibió este viernes una treintena de llamadas relacionadas con la exposición a lejía, el desinfectante Lysol y otros productos de limpieza poco después de las declaraciones del presidente de EEUU, Donald Trump, en las que sugirió que la inyección de estos productos en vena podría ayudar a tratar el coronavirus.
El Centro de Control de Envenenamientos no especifica qué tipo de exposición hubo en estos casos, si fue por contacto con la piel o ingeridos, pero sí informa que ninguno requirió de admisión a un hospital ni desembocó en ningún fallecimiento.
Los casos en todo el país ascienden al centenar de personas que se tomaron al pie de la letra las palabras de Trump. Los servicios de emergencia atendieron a varios intoxicados por lejía y productos higiénicos, pensando que sería la forma de ‘limpiar’ el coronavirus.
La comunidad científica ha rechazado las palabras de Trump y los fabricantes de desinfectantes han emitido comunicados asegurando que sus productos no deben ser consumidos.
Reckitt Benckiser, la compañía británica que fabrica el desinfectante hogareño Lysol, ha señalado: "Como líderes globales en productos de higiene y para la salud debemos dejar en claro que, bajo ninguna circunstancia, nuestros productos desinfectantes han de administrarse en el cuerpo humano (sea por inyección, ingestión o cualquier otra ruta", indicó la empresa.