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Brooke Goldstein: "Las más altas instituciones académicas de EEUU están siendo financiadas por dictaduras totalitarias"

Entrevistamos a la directora de The Lawfare Project, una potente organización de abogados que defiende los derechos civiles de los judíos en el mundo.

Brooke Goldstein, durante su entrevista en Madrid. | C.Jordá

Brooke Goldstein ofrece una imagen casi prototípica de cierto tipo de mujer que estamos acostumbrados a ver en películas o series de televisión: la abogada neoyorquina de gran éxito profesional, inteligente, evidentemente acomodada desde el punto de vista económico y, además, elegante y guapa.

Lo cierto es que en esta ocasión el tópico televisivo tiene una parte de verdad –Goldstein es abogada, vive y trabaja en Nueva York y es, sin duda, una mujer con éxito–, pero también hay otra cara que quizá resulte algo más sorprendente: ha dirigido documentales sobre el terrorismo islamista, ha escrito libros sobre la libertad de expresión y es abogada, sí, pero especializada en derechos humanos.

Y eso a partir de una carrera que, en principio, quería enfocar a la abogacía dentro del mundo del espectáculo, tal y como nos cuenta en la terraza cubierta de un hotel de Madrid. "Aquello no era tan glamuroso como me esperaba", confiesa, pero le permitió acceder a algo que sí le interesó: las interioridades de la realización audiovisual.

Goldstein, en un momento de la entrevista | C.Jordá

Fue un momento de su vida que prácticamente coincidió con una asignatura en la que estudiaba la legislación y los derechos del niño y con ver en televisión a Hussam Abdo, un niño minusválido palestino que había sido forzado a colocarse un chaleco con explosivos e intentar inmolarse frente a soldados israelíes: "Fue uno de esos momentos en los que se enciende la bombilla, me dije 'esto es un crimen contra los derechos humanos'". La historia de Hussam fue la base de su documental La creación de un mártir, para el que viajó a Israel y llegó a entrevistar a terroristas de Hamás.

A partir de ahí y cada vez más, Brooke Goldstein fue centrándose en el activismo: "Escribí mi tesis sobre el reclutamiento de niños musulmanes para fines violentos como la mayor violación de derechos humanos de nuestro tiempo", asegura, y algo que "en un mundo globalizado" debería preocupar también a las democracias occidentales: "Cómo se eduque a los niños musulmanes nos afectará a todos y en unos años cuando crezcan afectará también a mis hijos".

Así decidió dedicarse al activismo y defender "los derechos de los niños y las mujeres musulmanas". A partir de ahí "me di cuenta de que mucha de la gente que hacía algo parecido a lo que yo estaba haciendo se veían sometidos a un montón de demandas y juicios y creamos un fondo legal para defenderlos". Finalmente, "pensé que no era suficiente con defenderse, había que pasar a la ofensiva y litigar por los derechos civiles, especialmente de mi comunidad". De ese impulso surgió The Lawfare Project, la organización que ahora va a luchar contra el discurso del odio en España.

"El antisemitismo está creciendo"

Una organización que según Goldstein es muy necesaria porque "en los últimos cinco años estamos viendo una tendencia de crecimiento del antisemitismo, tanto desde la extrema derecha como desde la extrema izquierda".

"Literalmente –nos dice– los estudiantes en algunos campus están siendo golpeados por ser judíos y se están violando la libertad de expresión y los derechos civiles de los judíos en muchos lugares".

Una situación que para la propia Brooke Goldstein supone un shock, porque "habiendo crecido en Estados Unidos y sin haber experimentado el antisemitismo en primera persona, escuchaba las historias de mis abuelos –parte de su familia sufrió el Holocausto– y siempre me decía:'eso no puede pasar aquí'".

Sin embargo, nuestra interlocutora recuerda el proceso "de arriba abajo" que desataron las Leyes de Núremberg en la Alemania de los años 30: "Las profesiones más importantes fueron prohibidas para los judíos y la universidad se cerró a los judíos", y esto es "exactamente" lo que está ocurriendo hoy en día a su juicio: "Las más altas instituciones académicas de Estados Unidos están siendo financiadas por dictaduras totalitarias de Oriente Medio como Qatar o Arabia Saudí" lo que está introduciendo el fanatismo en determinados departamentos hasta el punto de que "los profesores están señalando a algunos estudiantes", nos dice citando casos concretos en universidades concretas como la Universidad de Boston o la CUNY neoyorquina que tiene como "política no escrita no contratar judíos ortodoxos".

"Un plan estratégico"

Y no se trata de un fenómeno aislado o espontáneo: "Es un plan estratégico implementado con cuidado, mucha gente habla de la injerencia rusa pero, ¿qué pasa con la influencia que los países islámicos tiene en los campus universitarios gracias a su financiación?". Según Goldstein es algo que viene ocurriendo desde hace décadas y cuyos primeros resultados estamos viendo ahora, uno de los cuales es, precisamente, la creciente radicalización y polarización de la política. Una polarización que, paradójicamente o no, acaba por "perjudicar más al Partido Demócrata".

Actitudes que se dan también en ámbitos profesionales y que dicen que no son antisemitas sino antisionistas, pero "el sionismo es el movimiento por los derechos civiles de los judíos, el primer movimiento por los derechos civiles y el que ha inspirado a otros", explica.

La situación no es mejor en Europa con leyes como la prohibición del sacrificio ritual en Bélgica o la de Polonia sobre el Holocausto, pero hay diferencias: "La primera es la existencia del estado de Israel y la segunda que los judíos ya no tenemos mentalidad de gueto".

Por eso en su opinión deben "pasar a la ofensiva" porque la actitud defensiva y la inversión en propaganda favorable "ya no funcionan más". Además, recuerda que los retos a los que se enfrentan los judíos e Israel son "los mismos que tienen que afrontar las democracias occidentales".

Goldstein e Ignacio Palacios, uno de sus colaboradores en España | C.Jordá

"Derecho a vivir sin acoso"

Goldstein es consciente de que su ofensiva legal puede ser vista en ocasiones como ataques a la libertad de expresión, pero obviamente ella no lo ve así: "Como abogada de derechos civiles y como autora de un libro sobre la libertad de expresión mi obligación es defenderla, pero cada país tiene su propio estándar y todos los ciudadanos de todos los países tienen el mismo derecho a vivir con seguridad".

Así, la absoluta libertad de expresión que se disfruta en Estados Unidos "funciona allí, pero en Europa la historia es diferente y la gente ha votado a gobiernos que han legislado y restringido en parte la libertad de expresión, y yo eso lo respeto", sobre todo porque "esto no va de dictaduras fascistas, en España y en la UE son democracias y habéis elegido proteger algunos discursos y no proteger otros", una decisión de la que se tienen que aprovechar las comunidades judías "no para restringir la libertad de expresión sino para proteger su derecho a vivir sin verse acosados con extrema violencia".

Es la tarea que están desarrollando con The Lawfare Project, que se financia "completamente" con donaciones privadas tanto de personas como de instituciones a las que ofrecen "resultados visibles" porque, cuando trabajan con una organización o plantean un litigio, "obtienes soluciones concretas".

¿Qué está cambiando en la América de Trump?

Cuando estamos hablando de cuestiones como la libertad de expresión o los crímenes de odio muchos miran automáticamente a Donald Trump, por eso le preguntamos a Brooke Goldstein si la nueva administración de los EEUU está suponiendo o no cambios reales en estos campos.

"La sociedad por completo está muy polarizada –nos dice–, pero eso es algo que empezó con la administración Obama" y, tal y como nos ha contado tiene mucho que ver con las universidades. "Se acusa a Trump de polarizar –prosigue– pero eso empezó con Obama, también con Bush pero sobre todo con Obama", insiste. El resultado de esa polarización es que "antes mucha gente alternaba su voto y podías votar ahora republicano y ahora demócrata" mientras que eso ahora es imposible. Lo peor, sobre todo, es que "se han creado oportunidades para los extremistas en todos los ámbitos, tanto en la izquierda con grupos que presumen de antifascistas pero en realidad son fascistas como en la derecha con grupos nazis".

"No hay tolerancia –se lamenta– tanto los partidarios de Trump como, sobre todo, sus enemigos son muy intolerantes" pero aunque cree que su elección fue histórica "porque es la primera vez en la historia en la que se elige a un candidato de un tercer partido" –para ella Trump lo fue aunque se presentase por los republicanos– la razón de su éxito fue "que Hillary era muy mala candidata, el nivel de corrupción que proyectaba y cosas como la relación de su asesora Huma Abedin con los Hermanos Musulmanes alarmaban a los americanos".

Además, Goldstein cree que por el momento se está cometiendo el error de juzgar a Trump "por sus palabras y no por sus actos: lo está haciendo bien en economía con la bajada de impuestos y lo está haciendo bien con cosas como el recorte de los fondos de la UNRWA o con el traslado de la embajada americana a Jerusalén… las políticas están siendo buenas pero no se ve más allá de la cuenta de Twitter o el bombo en los medios, nadie hace un buen análisis de esas políticas, los medios sólo lo difaman".

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