Al menos tres policías han sido asesinados este domingo y otros tres heridos después de que varios individuos, uno de los cuales pudo ser abatido por la Policía, les disparasen en la ciudad estadounidense de Baton Rouge (Luisiana) en una aparente emboscada, informaron las autoridades.
Aunque de momento se desconocen los motivos, el tiroteo se produjo algo más de una semana más tarde de que durante una protesta contra dos nuevos casos de violencia policial con tintes raciales, uno de ellos registrado precisamente en Baton Rouge, un francotirador negro matase a cinco policías blancos en Dallas (Texas).
El portavoz de la Oficina del Sheriff de Baton Rouge, el sargento Don Coppola, informó de que uno de los atacantes murió en el tiroteo con los policías y que se cree que otros dos pueden estar huidos, sin mencionar nada de su raza, sexo o de sus presuntas motivaciones.
El tiroteo se produjo hacia las 09:00 (15:00 GMT) en las inmediaciones de la comisaría de Policía de la ciudad, informó el alcalde de Baton Rouge, Melvin Holden.
Fuentes de la investigación aseguraron a la cadena de televisión CNN que los agentes habían recibido previamente una llamada que advertía de la presencia de "un individuo sospechoso armado con un fusil de asalto caminando por la carretera Airline", que pasa frente al cuartel policial.
A la llegada de los agentes, todos ellos adscritos al Departamento de Policía de Baton Rouge y a la Oficina del Sheriff del distrito este de la ciudad, comenzó el tiroteo, en lo que parecía una emboscada a los uniformados, según las autoridades.
Las imágenes difundidas por las cadenas de televisión locales mostraron a la policía acordonando la zona y varias unidades de fuerzas especiales (SWAT) acudiendo al lugar del tiroteo.
Según las autoridades, los tres policías heridos, cuyas identidades no han sido divulgadas al igual que la de los agentes fallecidos, han sido hospitalizados en centros médicos de la ciudad y su estado es crítico. En un principio el alcalde de Baton Rouge había asegurado que los agentes heridos podían ascender a entre "cuatro o siete".
El gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, calificó de "totalmente injustificado" el ataque, que se produce en un momento especialmente tenso en la ciudad después de que en los últimos días se registrasen protestas por la muerte de una persona de raza negra a manos de la Policía durante una detención grabada en vídeo. "Este es un ataque indescriptible e injustificado contra todos nosotros que se produce en un momento en el que necesitamos unidad y restañar heridas", dijo Edwards.
El pasado viernes tuvo lugar en Baton Rouge un multitudinario entierro para despedir a Alton Sterling, un afroamericano de 37 años que se dedicaba a vender CD frente a un comercio y al que dos policía blancos le dispararon a quemarropa cuando ya lo tenían inmovilizado en el suelo durante su detención detenerlo.
Su muerte y la del afroamericano Philando Castile en Minesota, dos días después, también a manos de la Policía tras ser detenido en su vehículo por una infracción de tránsito, revivió las tensiones raciales en el país y provocó una ola de protestas lideradas por el movimiento Black Lives Matters (las vidas de los negros importan).
Ola de tensión racial
Ambos incidentes, que han sido enmarcados por los activistas negros en una ola de violencia policial contra los afroamericanos, fueron registrados en vídeos y posteriormente divulgados por las redes sociales y medios de comunicación, lo que generó indignación.
En medio de esta situación de tensión racial, las autoridades policiales ya habían advertido sobre amenazas contra la seguridad de los agentes locales que consideraban "creíbles". De hecho, el pasado martes la policía de Baton Rouge había informado de la detención de tres personas que habían robado armas supuestamente para atentar contra uniformados.
Los detenidos, tres jóvenes de 13, 17 y 20 años, habían asaltado una tienda de armas el fin de semana previo, y uno de ellos confesó que tenían intención de matar a uniformados de Baton Rouge en represalia por la muerte de Sterling, según la policía.
El presidente de EEUU, Barack Obama, que ha sido informado del tiroteo, ha efectuado en los últimos días, al igual que varios miembros de su gabinete, alcaldes y gobernadores, llamamientos a la calma debido a la tensión racial generada por estos incidentes, en especial tras la muerte de cinco policías que el pasado 7 de julio fueron emboscados por un individuo en Dallas.
Obama acortó el viaje que realizaba por Polonia y España y el martes pasado acudió a Dallas para rendir homenaje a los agentes muertos y a las otras siete personas que resultaron heridas en el ataque, todos ellos agentes menos dos civiles.
Dicho ataque se produjo durante una manifestación que, al igual que ocurría en otras grandes ciudades de EEUU como Nueva York, Los Ángeles o Atlanta, protestaban por los últimos incidentes de violencia policial con tintes raciales registrados en el país.
Según las autoridades, el sospechoso muerto tras protagonizar un enfrentamiento con la policía y atrincherarse durante más de una hora en un estacionamiento, identificado como Micah X. Johnson, de 25 años, dijo antes de morir que su objetivo era matar a "policías blancos" debido a los incidentes de violencia policial.
Estados Unidos ha vivido repetidos episodios de tensión racial en los últimos tiempos, especialmente tras la muerte en Ferguson (Misuri) en agosto de 2014 del joven negro Michael Brown a manos de un agente blanco que luego fue exonerado de todos los cargos.