Omar Mir Sediq Mateen es el terrorista que asesinó a tiros la madrugada del domingo a medio centenar de personas en un pub de ambiente homosexual en la ciudad norteamericana de Orlando (Florida). No paró de disparar a sus víctimas hasta que fue abatido por la policía.
Tenía 29 años, vivía en la localidad de Port St. Lucie y se había declarado leal al grupo terrorista Estado Islámico y así lo reconoció en una llamada al 911 minutos antes de perpetrar la matanza. El propio Estado Islámico se atribuía el atentado poco después a través de los canales a los que nos tiene acostumbrados.
El FBI reconocía también este domingo que seguía la pista a Omar desde 2013 porque sus propios compañeros alertaron a las autoridades por los comentarios de Mateen hacían sospechar de lazos con terroristas. Además, el FBI confirmó el contacto entre Omar y Moner Mohammad Abusalha, un terrorista con nacionalidad estadounidense que murió en un atentado suicida en Siria.
Pese a todos los indicios, este lunes muchos analistas, políticos e instituciones mantienen cierta equidistancia. Unos prefieren hablar de "crimen de odio" en lugar de "atentado islamista" y otros directamente vinculan lo sucedido a la mezcla de la creciente homofobia en EEUU y la libertad de portar armas que mantiene el país. El propio Barack Obama, antes de que el FBI estableciera el vínculo con ISIS, se limitó a hablar de un acto de terror y odio cuya autoría o motivación se estaba investigando.
La "conjunción letal" en la prensa española
Este lunes, leemos algunos análisis en los periódicos que van en este mismo sentido. En El País Marc Bassets, escribe un artículo titulado "Odio y armas: conjunción letal en EEUU". En él, Bassets establece que el debate se va a mover entre "la tozuda realidad de que EEUU es el país del mundo con más armas de fuego per capita y también el país desarrollado con más violencia armada" o entre que exista la posibilidad de que "en EEUU residan ciudadanos estadounidenses simpatizantes del terrorismo yihadista, dispuestos a perpetrar atentados más o menos inspirados por el Estado Islámico".
Finalmente, la campaña electoral entra también en el análisis de Bassets: "La matanza de Orlando llega en un momento de máxima tensión en la política estadounidense (…) El candidato republicano Donald Trump, que será el rival de la demócrata Hillary Clinton en noviembre, ha sugerido inscribir a los musulmanes en un registro y vetar la entrada a EEUU de fieles de esta religión. Orlando pondrá a prueba el fuste de quienes aspiran a dirigir el país más poderoso del planeta".
En clave editorial el diario de Prisa asume la marca islamista del atentado de Orlando, cosa que no hace el diario El Mundo, donde en su comentario editorial "masacre por odio a los gays" dice que "se puede considerar o no la suya como la acción de un lobo solitario yihadista, se trata en todo caso de un atentado guiado por la homofobia". Dicho esto, El Mundo sentencia que el atentado de Orlando pone de relevancia la libertad de tenencia de armas y la homofobia. "Este episodio nos sitúa una vez más ante el gravísimo problema de violencia de EEUU" y recuerda que Obama está frustrado por no haber podido endurecer la política contra la libertad de comprar armas. Además, dice que "lo ocurrido debe conectarse sin duda también con otro fenómeno muy preocupante en una sociedad como la estadounidense: el auge de la homofobia".
La ONU también olvida el islamismo
Estas son sólo unas muestras del debate que se ha generado en los medios de comunicación. Pero en la alta política también se mantiene la equidistancia. Sin ir más lejos, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, condenaba "con la mayor fuerza posible los ataques atroces de extremistas violentos contra personas inocentes, escogidas al azar, o a causa de sus supuestas creencias, opiniones o por su orientación sexual". También citó a Martin Luther King para decir que "podemos dedicarnos a la larga, dura pero maravillosa lucha para un mundo nuevo". Ni rastro del islamismo, yihadismo o islam en sus palabras.
Más lógico es que evite citar al islam o los islamistas en su mensaje de condolencia es el primer ministro palestino, Rami Hamdala, quien ha censurado la masacre y envió sus condolencias a las víctimas de "este acto sin sentido de terror y odio en orlando (…) Los palestinos se mantienen junto a los estadounidenses en este difícil momento".
Pero desde Europa también se ha evitado vincular el atentado con el Islam. Dice el secretario general del Consejo de Europa, Thorbjorn Jagland, que "los europeos a lo largo del continente están conmocionados y entristecidos por el cruel ataque de Orlando en el que se ha matado a tanta gente inocente". Su forma de hablar del atentado: "Horroroso crimen de odio".
Hasta el presidente israelí, Reuvén Rivlin, ha evitado en sus condolencias a EEUU referirse a la matanza como atentado islamista. "Este ataque contra la comunidad LGTB de Orlando es tan cobarde como aberrante"y añadía que "el pueblo israelí se mantiene hombro con hombro con nuestros hermanos y hermanas estadounidenses en la lucha moral y justa contra toda forma de violencia y odio", decía.
Pese a que el atentado aun está bajo investigación, son muchos los indicios que conducen a la inspiración islamista del atentado, perpetrado por un terrorista cuyas características encajan con la del lobo solitario, como apuntan ya numerosos expertos.
En cualquier caso, da la sensación de que el hecho de que suceda en EEUU y la cercanía de las elecciones que enfrentarán a Donald Trump y Hillary Clinton, está provocando una batalla por la etiqueta que se le termine poniendo a este ciudadano americano de origen afgano que asesinó a tiros a cincuenta personas. Parece que no es lo mismo si se trata de un islamista radical que odia los valores y libertades de occidente, o si se trata de un homófobo violento empujado al asesinato por la posibilidad de comprar armas de asalto con libertad en cualquier tienda del Estado de Florida.