El supermartes es un día clave en la carrera para elegir a los candidatos del Partido Republicano y del Partido Demócrata ya que se celebran primarias en 12 estados. Los resultados han demostrado que este 1 de marzo ha sido favorable para los favoritos de ambos partidos: Donald Trump y Hillary Clinton.
Trump se llevó la victoria en la mayoría de estados en disputa, aunque uno de sus puntos más frágiles de la noche ha sido Texas, considerado clave por la cantidad de delegados y que esta vez fue a parar a manos de Ted Cruz. Esta victoria ha sido muy valiosa para Cruz ya que un revés ahí –es su lugar de residencia– hubiera podido significar su retiro de la campaña. Ahora ha pedido al resto de candidatos –Marco Rubio, John Kasich y Ben Carson– que se retiren de la carrera para librar una batalla con Trump encabezada por él.
Además de los resultados en Texas, los medios proyectaron la victoria de Trump en Georgia, Alabama, Massachusetts, Virginia, Tennessee, Arkansas y Vermont, mientras que Cruz también se impuso en Oklahoma. El tercero en discordia fue Marco Rubio quien sólo pudo lograr la victoria en un estado: Minnesota. Pese a su discreta noche, el actual senador por el estado de Florida señaló a CNN que seguirá en carrera hasta completar las primarias en todos los estados. Trump también se refirió a él: "Está siendo una dura noche para Marco Rubio".
Del lado demócrata, Hillary Clinton fue la gran ganadora de la noche ganando en Texas, además de otros estados: Alabama, Georgia, Tennessee, Virginia, Massachusetts, Samoa Americana y Arkansas. En este último tenía ya la victoria casi asegurada, por su relación con dicho estado en el que Bill Clinton fue gobernador desde 1983 hasta 1992. Sin embargo, Bernie Sanders libró una dura batalla logrando quedarse con Vermont, Colorado, Oklahoma y Minnesota, algo que podría reforzarlo para el resto de las primarias demócratas.
En esta jornada, los aspirantes demócratas compitieron por 865 delegados de los 2.383 necesarios para lograr la nominación presidencial del partido. Por el lado republicano se pusieron en juego 595 delegados, de los 1.237 necesarios para obtener la candidatura presidencial.