El Gobierno de Estados Unidos aseguró este sábado que se toma "muy en serio" el caso de un misil sin carga explosiva que fue enviado a España en 2014 y utilizado en unos ejercicios militares de la OTAN pero que terminó en Cuba, en lugar de ser devuelto a EEUU.
"Este es un asunto que la Administración (estadounidense) se toma muy, muy en serio. Creo que por razones más que obvias", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, al ser preguntado sobre la cuestión en su rueda de prensa diaria.
Por su parte, el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, se limitó a afirmar que las empresas estadounidenses son "responsables" de documentar sus planes logísticos en las entregas de material militar, así como de informar al Gobierno sobre cualquier desviación.
El diario The Wall Street Journal informó el jueves en primicia de que un misil aire-tierra "Hellfire", fabricado por Lockheed Martin, inerte pero dotado de tecnología muy avanzada, se encontraba en territorio cubano tras haber pasado por España y otros países europeos.
Según el citado medio, las autoridades están investigando si se trata de un error en el envío de la carga que contenía el misil, que antes de llegar a Cuba fue transportada por Alemania y Francia, o si forma parte de una acción criminal o de espionaje.
Los misiles "Hellfire" son disparados desde aviones de combate o helicópteros. Fueron diseñados como armas antitanque, pero se han modernizado y han sido utilizados desde drones para atacar objetivos de grupos terroristas en Yemen o Pakistán.
El viaje del misil
La pieza había sido transportada en un camión a Fráncfort y desde allí al aeropuerto Charles de Gaulle de París, también en un camión. Allí fue colocado con otras cajas en un vuelo de Air France que, después de averiguó, tuvo como destino La Habana, donde nada más llegar la carga fue confiscada por las autoridades cubanas.
Lockheed Martin confirmó en junio de 2014 que el misil perdido seguramente estaba en Cuba, y notificó al Departamento de Estado, según las fuentes.
Las autoridades estadounidenses, que llevan más de un año pidiendo a La Habana que devuelva esa pieza, temen que la tecnología de la que está dotado el misil pueda haber sido compartida con naciones como China, Corea del Norte o Rusia, agrega el Journal.