El pequeño pueblo de Newtown, en Connecticut, no olvidará nunca el 14 de diciembre de 2012. Esta localidad, situada a apenas 100 kilómetros de Nueva York es uno de esos sitios donde casi nunca pasa nada, un suburbio de grandes casas, muchas de ellas propiedad de personas que cada día hacen un pequeño viaje para trabajar en la Gran Manzana, pero que prefieren seguir residiendo en uno de esos lugares que representan el sueño americano: bonitos paisajes (aún más en otoños no demasiado fríos como éste), cuidados jardines y un vecindario amable, donde todo el mundo se conoce. Una matanza como la que Adam Lanza perpetró este viernes, llama aún más la atención en un lugar así.
Como casi siempre que ocurre un suceso de este tipo, en Europa se reabre el debate sobre las leyes sobre posesión de armas de fuego en EEUU. Los medios del Viejo Continente se preguntan cómo puede ser que a pesar de que en los últimos años haya habido varios tiroteos con decenas de fallecidos, este país sigue permitiendo un acceso relativamente libre a pistolas, revólveres o fusiles.
Curiosamente, este debate suele encontrar mucho menos eco al otro lado del charco donde todas las encuestas demuestran que existe un apoyo mayoritario a la libertad de los ciudadanos a poseer armas de fuego y a llevarlas consigo en los lugares públicos. Sin embargo, esta vez puede que sea diferente. Aquellos que quieren una legislación que controle de forma más estricta estas compraventas no encontrarán un momento mejor: un presidente del ala izquierda demócrata y que no se tiene que presentar a la reelección; varios sucesos en un espacio relativamente corto de tiempo (el tiroteo de Arizona contra la congresista Giffords, el del cine de Colorado y éste en Connecticut); y un grupo de alcaldes liderados por un político relativamente popular, como Michael Bloomberg (que fue republicano, no lo olvidemos) liderando una iniciativa en este sentido.
Lo cierto es que Barack Obama no ha querido meterse en este charco en sus cuatro años en la Casa Blanca. Sin embargo, este sábado, horas después de la matanza de Newtown, el presidente ha hablado de la necesidad de que acometan "una acción significativa" para evitar más tragedias como ésta. El demócrata reiteraba así en su discurso de los sábados las declaraciones que hizo ayer después de que el país asistiera a la segunda mayor masacre de su historia.
Al igual que el viernes, Obama lamentó que el país ha atravesado "demasiadas de estas tragedias en los últimos años", y enumeró los tiroteos en la escuela de Newton, un centro comercial en Oregon el martes pasado, un templo en Wisconsin, una sala de cine en Colorado, y "un sinnúmero" de calles en ciudades como Chicago (Illinois) y Filadelfia (Pensilvania). "Cualquiera de esos vecindarios podría ser el nuestro. Así es que necesitamos unirnos y tomar una acción significativa para prevenir más tragedias como esta. Sin importar (las divisiones) políticas", manifestó. Obama dijo que junto a su esposa Michelle, hará lo que todo padre ante semejante tragedia: abrazar más fuerte a los hijos "y recordarles cuánto los amamos".
Voces contra las armas
Mientras, algunas voces han vuelto a alzarse sobre una regulación para el acceso a las armas, como la del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, quien aseguró que no basta con las condolencias de Obama, en referencia a las palabras que pronunció tras el tiroteo: "Escuchamos al presidente Barack Obama expresar sus condolencias a las familias. Pero lo que el país necesita de él es un proyecto de ley que arregle este problema", dijo Bloomberg, quien copreside la asociación Alcaldes contra las Armas Ilegales junto a su homólogo de Boston, Thomas M. Menino.
En este sentido, el editor del prestigioso semanario New Yorker, David Remnick, instó en la edición de esta semana al presidente estadounidense a que no actúe "sólo como un padre" ante la tragedia ocurrida ayer en Connecticut, sino que lo haga también como "presidente" y regule la tenencia de armas. Remnick apunta que en estados como Ohio, Pensilvania, Florida y Colorado el debate sobre las armas es un asunto delicado, pero añadió que, tras su reelección, "ahora es el momento" de que Obama arriesgue parte de su popularidad en esos lugares "para salvar vidas".
La congresista demócrata por Nueva York Carolyn McCarthy, conocida por su fuerte posición contra el libre acceso a las armas, anunció este sábado que volverá a ejercer presión en el Congreso estadounidense para que haya una nueva legislación. El esposo de McCarthy murió en un tiroteo en Long Island en 1993, una tragedia por la que decidió comenzar su carrera política.
La Segunda Enmienda de la Constitución consagra el derecho de los estadounidenses a la tenencia de armas y el Tribunal Supremo siempre ha fallado contra los intentos de algunos estados y ciudades por limitarlo. En este caso, hay que destacar que el presunto autor de los disparos en Newtown, identificado como Adam Lanza por los medios, habría utilizado dos pistolas y un rifle calibre 233 que sin embargo no le pertenecían, sino que estaban registrados a nombre de su madre, a quien supuestamente mató en su casa antes de dirigirse a la escuela.
Argumentos
Connecticut es un pequeño estado del noreste de EEUU. Uno de los seis que componen Nueva Inglaterra (junto a Massachusetts, Rhode Island, New Hampshire, Vermont y Maine) la zona más europea del país. Éste es territorio demócrata, una tendencia que se ha visto reforzada en las últimas elecciones. Si Obama tiene ganas de hacer algo en contra del derecho a portar armas, probablemente debería empezar por aquí. Lo que ocurre es que a pesar de lo que pueda parecer leyendo los medios europeos, no está tan claro que sea la libertad de comerciar con estos productos lo que se esconda detrás de estas masacres.
De esta manera, los que defienden el derecho a tener un arma en casa apuntan a que no existe correlación entre la legislación sobre esta materia y el número de muertes o de crímenes en cada país. Así, lugares como Canadá, Finlandia o Suiza, con una normativa similar a la de muchos estados de EEUU y millones de armas en manos de particulares, son algunas de las sociedades más seguras y menos violentas del mundo.
Por otro lado, los miembros de los grupos pro-armas apuntan a que las grandes masacres casi siempre se producen en lugares como colegios, centros comerciales o universidades, donde está prohibido portar armas, algo que ellos creen que aprovechan los asesinos porque les facilita su tarea.
De hecho, en las últimas décadas, varios estados han aprobado diferentes normas que facilitan el acceso a las armas y esto no ha provocado que se disparen los crímenes ni las muertes violentas (más bien al contrario). Incluso, los defensores de la Segunda Enmienda aseguran que aquellos lugares dentro de EEUU que tienen una legislación más permisiva son los que presentan menores tasas de algunos de los principales crímenes violentos. Y como explica Albert Esplugas en esta columna en Libertad Digital, nunca se informa cuando ocurren estas masacres de los beneficios de la autodefensa.
Enfrente, los grupos que piden que las autoridades controlen la tenencia de armas recuerdan que en EEUU la tasa de homicidios es casi siete veces más alta que en otros 22 países desarrollados y populosos, y que aproximadamente unas 30.000 personas mueren cada año en EEUU a causa de disparos de armas de fuero, aunque la mitad son suicidios. También se estima que los ciudadanos estadounidenses guardan en sus casas entre 270 y 300 millones de armas, unas 89 por cada cien habitantes (en Suiza, el país europeo más armado, son 45). Para estas asociaciones está claro que existe una correlación entre la legislación que permite un libre acceso a las armas (en especial a algunos de sus tipos, como los llamados rifles de asalto) y el número de muertes y homicidios por esta causa.